Tecnología NFC: aprendizajes y modelos a seguir

Publicado el 24 Ago 2016

Alberto Antón, responsable de Innovación y Marketing digital en OrangeNFC, un futuro prometedor pero inciertoNFC en el transporte

En los últimos años, la tecnología NFC ha pasado de ser considerada una de las de mayor potencial para influir en los hábitos de pago de los usuarios, a la realidad del escaso eco que está teniendo en cuanto a su uso, pese a lanzamientos comerciales masivos.

Las previsiones de su implantación se apoyaban tanto en estudios de mercado en los que se reflejaba una intención muy mayoritaria de los usuarios de sumarse a una tecnología que les permitiría pagar en establecimientos o acceder al transporte con sólo acercar el móvil, como en los numerosos pilotos precomerciales realizados en banca y transporte a nivel nacional e internacional, donde el índice de satisfacción de los usuarios ha sido muy alto. ¿Por qué entonces no está cuajando su uso tal y como se esperaba?

Una causa inicial en la débil implantación de la tecnología NFC es la falta de un acuerdo de industria de los operadores de telecomunicaciones, principales promotores de este servicio. A pesar de tener una ventana temporal para su lanzamiento entre 2012 y 2014 y de haber acordado unas especificaciones de industria, no consiguieron alinearse a nivel internacional y/o nacional para ofrecer una solución común a los sectores más interesados que permitiese un lanzamiento sólido.

La ventana temporal de una solución tecnológica siempre es muy corta de ahí que la falta de alineamiento ha dado paso a la fragmentación en las soluciones propuestas y con ellas las dudas, de los actores de los sectores más interesados, sobre cuál de las diferentes soluciones NFC sería la más conveniente. El panorama se va despejando pero, de momento, sólo por sectores de actividad que se van decantando por soluciones diferentes, siendo esta fragmentación otro freno a su difusión.

Estas distintas soluciones parten de las alternativas ofrecidas para alojar la información sensible -“credenciales-” en un lugar seguro, estas credenciales son los datos que identifican la propiedad de los medios de pago o el abono de los títulos de transporte que permiten el pago o el acceso de forma presencial, lo que conlleva o debería conllevar, exigentes medidas de seguridad.

La SIM NFC fue la primera opción que se planteó para alojar la información que facilitaría estos servicios y hasta el momento es la única que presenta una arquitectura totalmente segura, a lo que hay que añadir su funcionamiento con el móvil sin cobertura o con la batería agotada. Sin embargo, cuenta con barreras importantes para su implantación tanto para las operadoras, que deberían invertir en un nuevo parque de SIM y terminales, como para los proveedores de servicios, muy reticentes a aceptar a operadores de telecomunicaciones como nuevos actores en sus modelos económicos.

La siguiente alternativa es la llamada NFC HCE (Host Card Emulation), que cuenta con más flexibilidad para el proveedor del servicio, pero con una menor seguridad al ir enfocada a que se almacenen las credenciales en el sistema operativo o en la nube, lo que obliga a desarrollar soluciones de seguridad ad hoc que no llegan a equipararse con las ofrecidas por la SIM y la equiparan en costes con la anterior.

Una tercera vía, basada en el propio dispositivo, es la solución adoptada por Apple y más recientemente por los modelos top de gama de Samsung con una seguridad similar a la de la SIM al habilitar un espacio seguro en el hardware del teléfono para almacenar las credenciales, pero con las limitaciones de estar siempre asociada a una marca de terminales y de momento sólo aptas para pagos, no para acceso.

Primeros servicios NFC

Con estas tres alternativas ya en producción desde 2015 los proveedores de servicio se van decantando por una u otra y comienzan a lanzar servicios.

En el sector financiero, la banca ha asumido de forma muy mayoritaria por no decir absoluta la solución HCE planteada por Google, salvo contadas excepciones tanto en Europa como en Latinoamérica, Canada y Asia los lanzamientos de aplicaciones propietarias comerciales de los bancos adoptan la solución HCE, en España por ej. BBVA, Caixa, Santander, Sabadell tienen Apps. HCE para operar con las tarjetas de débito o crédito Mastercard y Visa. En USA la solución Apple Pay es la mayoritaria debido al dominio de iPhone.

Los operadores de telecomunicaciones mantienen su apuesta por la solución SIM en sus ofertas de servicios financieros como Orange Cash y Vodafone Pass, con los valores diferenciales del plus de seguridad, la única de momento capaz de aunar pago y acceso y las ya comentadas de seguir funcionando con el móvil apagado, sin cobertura o con la batería agotada.

En cuanto a los fabricantes de móviles, también han lanzado su servicio con intención de adquirir un papel relevante, bien como actor emergente en el caso de Apple o limitándose a ofrecer una funcionalidad que les permita llegar a acuerdos con entidades financieras en servicios como Banca y potencialmente transporte, como es el caso de Samsung Pay.

Finanzas y transporte

Las campañas de lanzamiento de todos estos actores en el sector financiero -de momento el más propicio a este uso- han sido masivas aunque sin conseguir una aceptación masiva por parte de los usuarios. Parece que el hecho de pagar acercando el móvil no ofrece el atractivo suficiente para provocar su utilización frente al pago con las tarjetas sean “contactless” o no.

En transporte, la situación es más complicada ya que es un sector mucho más fragmentado a nivel internacional e incluso nacional que la banca, lo que conlleva que las soluciones, al menos a corto plazo no puedan ser globales. Si bien la tecnología NFC está presente en muchos operadores de transporte, los lectores contactless de sus flotas divergen de país a país a diferencia de la banca con las soluciones Visa y Mastercard. Así pues nos encontramos con que, en UK, se utilizan Oyster o EMV; en Francia y Portugal, Calypso; en España, Italia, Países Bajos, Mifare o Desfire, según la ciudad, etc. Todo ello dificulta la homologación, a nivel internacional, tanto de dispositivos móviles como de lectores de transporte.

Inversión y homologación

Los trabajos de homologación suelen ser locales e incluso por ciudad, si bien con la fortuna de que al menos en España desde 2014 prácticamente todos los móviles con tecnología NFC han superado estas prueba,s aunque con el inconveniente de obligar a los operadores de transporte realizar leves ajustes en los lectores contactless de sus flotas. Otro aspecto a tener en cuenta es la dificultad de encontrar un modelo de negocio en el transporte público al ser este un sector subvencionado y muy influido por la inestabilidad política.

Comprar los billetes y abonos de transporte y validarlos acercando nuestros smartphones NFC, es una opción muy atractiva pero que aún se encuentra en una fase incipiente y que exigirá de un esfuerzo homologador e inversor importante para consolidarse, además del impulso necesario de las grandes metrópolis para llegar a la masa crítica necesaria que lo haga rentable.

En España, Orange ha adquirido un papel muy relevante como impulsor de la tecnología NFC con lanzamientos pioneros en Valencia en 2014, primer lanzamiento comercial NFC en transporte después de Seul y varias ciudades de Japón, y Málaga en 2015 que posteriormente han sido secundados por Vodafone y Telefónica. Estas experiencias, que también han contado con campañas publicitarias notables a nivel local, de momento tampoco cuentan con la aceptación mayoritaria de los usuarios, contradiciendo los estudios de mercado previos donde la aceptación superaba el 90% de intención de uso.

¿Qué te ha parecido este artículo?

Tu opinión es importante para nosotros.

A
Alberto Antón

Artículos relacionados

Artículo 1 de 2