Qué inventar cuando está todo inventado

Publicado el 30 Ago 2018

Mariano López, CEO de Mint Technology Cloud

Vivimos en la era del cambio, de la innovación, de las tecnologías disruptivas, de la digitalización, del emprendimiento y, por supuesto, de la creatividad. Casi diariamente aparecen nuevas ideas en el mercado y muchas de ellas se acaban convirtiendo en herramientas o en aplicaciones, por ejemplo, que se terminan implantando en nuestro día a día, haciéndonos la vida más fácil o el trabajo más ágil y efectivo. Hemos aprendido a pasos agigantados a adaptarnos a lo nuevo, a olvidarnos de nuestro lado más conservador, a abrir la mente y a asimilar el cambio como una constante.

En medio de esta vorágine, todos luchamos por diferenciarnos de los demás, por ser especiales y auténticos y nos esforzamos por poner en valor aquello que nos hace únicos. Sin embargo, si hiciéramos el ejercicio de desadornar todos los productos de un mercado, como puede ser el del sector de las Telecomunicaciones, nos daríamos cuenta de que la mayoría son, en su base, lo mismo. Y es que, realmente, está todo- o prácticamente todo- inventado.

En esta época que nos ha tocado vivir no existen los Pascal, los Edison, los Bell o los Tesla y lo que tenemos son organizaciones en las que nace la innovación como Microsoft, Apple, IBM, Facebook…, por poner ejemplos que atañen al sector de las Comunicaciones el cual, sin duda, está en el centro de la gran mayoría de los cambios más importantes de los últimos años. Así, podemos ver que realmente ha habido invenciones que han cambiado nuestra forma de comunicarnos y, por ende, de vivir: el teléfono móvil inteligente, los SMS, la WWW, Internet, el correo electrónico o la VOZ IP; y que las empresas que han florecido a raíz de ellas se siguen, a día de hoy, multiplicando velozmente.

Siendo esto así, podemos preguntarnos qué tienen de novedoso estas compañías, qué aportan al mercado y qué pueden ofrecer para competir y sobrevivir. Pues bien, antes hablábamos de desadornar los productos para quedarnos con su esencia y, claro, al llevar a cabo esta tarea, nos quedaría en un rincón una gran montaña de elementos que pueden parecernos superfluos. Pero, ¿qué son realmente estos complementos? Desde un punto de vista empresarial, podríamos definirlos como intangibles, como la razón de ser de cada marca, su cultura, sus principios, su forma de hacer las cosas, su misión, sus atributos… Es decir, todo menos algo superfluo, ¿no? Ciertamente, esos adornos que visten al producto son lo más sustancial del mismo, lo que lo hace diferente, especial, auténtico y, por lo tanto, único.

Volviendo al terreno de las Telecomunicaciones, lo que las compañías tienen que preguntarse es qué inventar cuando está todo inventado y deben darse cuenta de que disponen de algo fundamental que es lo que materializa esos intangibles, los pone sobre el terreno y los convierte en realidad y en valor para la organización: las personas. Sí, paradójicamente, en un sector puramente tecnológico lo que se hace más transcendental no es la tecnología, sino las personas.

Dos empresas que venden el mismo producto o servicio podrían competir basándose en el precio, pero, si esto fuese lo único importante, las start up o las pymes no podrían existir, no tendrían cabida porque solo los gigantes estarían en condiciones de ofrecer las mejores ofertas. Entonces, ¿cómo se mantienen estas pequeñas o medianas empresas? Pues precisamente ofreciendo a sus clientes una palestra de intangibles y un equipo humano que verdaderamente marque la diferencia en el servicio y en la relación comercial.

Disponer del conocimiento y la experiencia, el bagaje y el know how del equipo, la cercanía, la flexibilidad, la capacidad de adaptación de tus propias soluciones a las necesidades del cliente, estar siempre disponible para él, escucharle y entender su problemática… todo esto, y mucho más, forma la montaña de complementos para vestir el producto y hacer que este sea extraordinario en un mercado en el que ya está todo inventado –o quizás no tanto-.

Por ello, asumamos que la revolución digital ya está aquí, que ha llegado como una ola indomable que nos pasará irremediablemente por encima, tomemos las riendas y adaptémonos, porque en unos años nos daremos cuenta de que todo ha cambiado: los tipos de trabajo, los procesos, las tecnologías, la manera de trabajar… Todo será diferente, excepto una cosa: las personas, que seguiremos al timón liderando el siguiente cambio.

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Mariano López

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