La banda ancha ultrarrápida llama a la puerta

Su expansión puede ayudar a generar empleo y aumentar la productividad.

Publicado el 05 Mar 2012

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El pasado mes de noviembre REDES & TELECOM acudía a un encuentro con la prensa organizado por el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación (COIT). En él, este organismo presentó el Plan de Banda Ancha Ultrarrápida para España. El objetivo era mostrarle al Gobierno entrante, que ha resultado ser el encabezado por Mariano Rajoy, la importancia del despliegue de banda ancha potente para mejorar la competitividad y la productividad del país, así como para fomentar la creación de empleo.
Dos meses más tarde, esta publicación ha decidido hacer un balance de la implantación de la banda ancha ultrarrápida en nuestro país. Para ello, ha contado con la colaboración del propio COIT y de compañías de la talla de Telefónica, Ono, Colt, Alcatel-Lucent o Interoute. Actores implicados de lleno en el mundo de Internet. Lo cierto es que España parece andar un poco por detrás respecto a otros países de su entorno en relación al despliegue de estas redes. Los motivos se reparten entre la falta de implicación de la Administración Central, la ausencia de una estrategia de ámbito nacional, los precios abusivos o la desgana con la que se acometen nuevas inversiones en infraestructuras, entre otros factores. Esta situación pone en jaque el cumplimiento de lo que dicta la Agencia Digital de la Comisión Europea. Según sus directrices, antes de este año deberían haberse lanzado planes nacionales de banda ancha que cumplan con lo que demandan los mercados. Concretamente, banda ancha básica para 2013 y banda ancha de al menos 30 Mbps para 2020. Asimismo, Europa insta a que en ese año el 50% de los hogares del viejo continente puedan contar con velocidades de 100 Mbps, por lo menos. Desde el COIT reconocen que la difusión de estas redes en el ámbito fijo (velocidades inferiores a 10 Mbps) es un “hecho”. Por su parte la penetración de la banda ancha móvil está “especialmente difundida”. Julio Navío, coordinador del Grupo de Trabajo de Políticas Públicas y Regulación del COIT y miembro de su junta de gobierno, apunta que cuando hablamos de accesos de nueva generación NGA (ultrarrápidas) podemos decir que estamos en los “preliminares”, con despliegues “fragmentarios de fibra óptica y pendientes de la llegada de redes móviles de cuarta generación (LTE)”. Navío ve “especialmente ambicioso” poder cumplir con lo que pide la Comisión Europea al tratarse de una cuestión que “escapa al mercado y a la propia Administración”. En Alcatel-Lucent, Orestes Perotas, responsable de arquitecturas extremo a extremo, destaca que el ritmo de crecimiento de redes de banda ancha (tecnología LTE y acceso fijo FTTH) está “despegando definitivamente”. De hecho, ya tenemos áreas en las que solo hay ofertas de conexión de fibra a 50 o 100 Mbps, lo que provoca una “activación del mercado y lleva a los operadores a diseñar sus estrategias para ofrecer estos servicios para un futuro inmediato”. Por su parte, Ono saca pecho y se define como el “único operador que da estos servicios a más de 7 millones de hogares españoles, con velocidades que van desde los 30 a los 100 Mbps”. Resaltan la idea de el desarrollo de la banda ancha ultrarrápida en España está ligado a la fibra óptica que proporciona la compañía. Cristian López, senior marketing manager de Colt, recuerda que desde 1992 han trabajado con fibra propia con accesos a 100 Mbps “simétricos y con garantía de caudal para las empresas en la zona de cobertura”. La apuesta actual de Colt se basa en aplicar la fibra óptica para cada empresa “de forma que no solo pueda disponer de 100 Mbps simétricos de calidad, sino que tengan a su disposición anchos de banda de 1,10 o 100 Gbps que cubran sus necesidades de conectividad”. En Interoute no son tan optimistas como sus colegas. José Manuel Armada, director de Ingeniería de Clientes en Iberia, sostiene que el despliegue de infraestructuras en España se encuentra en un momento “crítico”. Armada achaca este problema a la “situación económica y a la incertidumbre sobre la previsible evolución de la demanda”. A pesar de las dificultades, declara que es “deseable alcanzar los 100 Mbps en un plazo prudente para no quedar descolgados en Europa”. Y es que en otros países vecinos, tal y como apunta José Manuel, hay “estrategias claras de banda ancha de nueva generación que planifican el desarrollo tecnológico futuro y el paso a las redes de nueva generación”. Además, estas naciones incluyen el despliegue de estos servicios entre las prioridades del Gobierno, algo que en España “no se ha hecho hasta ahora”. Una opinión que va en la línea de lo que el COIT advertía en su informe de Noviembre. Cristian López, de Colt, se adhiere también a la idea de que necesitamos un “plan estratégico nacional, que involucre a autonomías y localidades, para unificar obras que incluyan la canalización de todos los operadores, dejando a un lado el afán recaudatorio”. López pone como referencia a los países nórdicos, donde el compromiso por el despliegue y la mejora continua de las infraestructuras comenzó hace una década. Para Alcatel-Lucent, España está entre los “líderes” en el despliegue de fibra, aunque la “demografía y la dispersión geográfica hacen más difícil alcanzar porcentajes aceptables de cobertura en relación a otros países”. Contrasta en todo este asunto la visión de Telefónica. La multinacional cree que no hay diferencias “sustanciales” entre España y el resto de Europa. Y añaden que estamos “equiparados en los usos de la banda ancha móvil con el resto de países que nos rodean, con un desarrollo tan espectacular o más que en otros países del mundo”. La ayuda de la Administración Pública La implicación de aquellos que ostentan los cargos de poder se torna indispensable para que la banda ancha ultrarrápida no sea una quimera. El COIT, en palabras deJulio Navío, se muestra satisfecho tras los primeros contactos con el nuevo Gobierno. “Es consciente de que estos aspectos son de una importancia crucial para el sector y esperamos que esta actitud se traslade a medidas concretas en poco tiempo”, reconoce. Especial ilusión ha hecho la designación de Alberto Rodríguez Raposo, que ha formado parte del COIT, como nuevo Director General de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información. Un paso que ha llevado a Navío y sus compañeros ha mostrarse “convencidos de que alguien con su trayectoria y amplísimo conocimiento es una garantía para que se adopten las medidas necesarias”. Telefónica también usa la palabra “crucial” para definir la entrada de la banda ancha ultrarrápida en los organismos públicos. De igual manera, la expansión de la administración electrónica puede “incentivar el uso por parte de los ciudadanos de estas tecnologías”. En Interoute, José Manuel Armada, subraya que los operadores están invirtiendo de media 4.500 millones de euros en España. Esto refleja la importancia de que aquellos que ahora gobiernan se den cuenta de que “necesitamos un entorno regulador estable y predecible, listo para proporcionar la adecuada seguridad jurídica para que las empresas realicen inversiones en redes de nueva generación”. Ono admite que su presencia en más de 7 millones de hogares españoles no hubiese sido posible sin cierta ayuda por parte de las administraciones. Sin embargo, resaltan lo “orgullosos” que se sienten de haber conseguido desplegar esa red con “dinero privado proveniente de sus distintos socios, sin haber requerido de financiación pública para ello”. Orestes Perotas, de Alcatel-Lucent, determina que el papel de la Administración Pública es “muy importante para desarrollar estas tecnologías, que suponen una gran inversión por parte de los operadores, por lo que es esencial encontrar un entorno que fomente esos gastos”. Cambios en las infraestructuras ¿Hasta que punto están las infraestructuras españolas preparadas para el despliegue de la banda ancha ultrarrápida? El COIT cree que la tecnología está “disponible”, por lo que todo depende del “compromiso político e inversor”. El Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación sí que defiende el carácter prioritario de la llegada de la banda ancha ultrarrápida a “puntos estratégicos” como hospitales o centros educativos. El desarrollo de estas infraestructuras “requiere la contribución de muchos agentes que remen en la misma dirección, por ello es ineludible explorar potenciales colaboraciones público-privadas”. Otra medida “decisiva” sería la involucración de los agentes de otras áreas, por ejemplo las eléctricas, que tienen “una evidente vinculación con la obra civil”. Julio Navío deja para la parte final la “actualización de las viviendas, por supuesto las de nueva construcción, pero sin olvidar un plan renove de infraestructuras comunes de telecomunicación en el resto de viviendas”. Ono piensa que lo primordial es “la inversión por parte de las compañías, en redes y en nuevas tecnologías que aprovechen lo que ya se ha desplegado”. José Manuel Armada, de Interoute, cree que la Administración tiene que “facilitar la puesta en marcha de infraestructura de los operadores mediante la agilización de los trámites administrativos y su acceso a las infraestructuras de obra civil”. En definitiva, Armada recalca la idea de una estrategia a nivel nacional que contemple la participación de los “operadores privados, sopesando la colaboración entre lo público y lo privado y con garantías de escalabilidad futura de las infraestructuras”. En Colt, Cristian López, ve como solución un plan que ayude “en la eficiencia del despliegue de redes de última generación, así como garantizar el fácil acceso a los edificios”. Y es que son una minoría los que disponen de los requisitos que hay que tener para que la banda ancha funcione a pleno rendimiento. Alcatel-Lucent, en palabras de Orestes Perotas, asegura que para dar un servicio de 100 Mbps “hay que desplegar una nueva red de fibra que tiene que llegar hasta el interior del hogar de los usuarios””. En el caso de las nuevas construcciones, Perotas, señala como elemento clave el nuevo reglamento de Infraestructuras Comunes de Telecomunicaciones. En lo que se refiere a las edificaciones ya existentes, el responsable de arquitecturas extremo a extremo de Alcatel-Lucent, reconoce que aquellos que quieran extender la fibra “se verán obligados a superar los mismos obstáculos que sufrieron los operadores de cable hace unos años”. Beneficios económicos y sociales Tanto Colt como el COIT, destacan el informe realizado por el Banco Mundial según el cual, siempre hablando de los países desarrollados, cada incremento del 10% en la penetración de la banda ancha supone un incremento del PIB del 1,21%. La crisis económica, enquistada en España con más de 5 millones de parados, hace más necesario si cabe el redoblar los esfuerzos para dar entrada a modelos económicos basados en la innovación y en la mejora de la competitividad y la productividad. Cristian López, el senior marketing de Colt, cree que esta apuesta tiene un “doble efecto positivo” en la economía. Por un lado, hay un efecto directo “relacionado con la creación de empleo durante la fase de desarrollo”, y por otro, una reacción “positiva indirecta que aparece una vez la banda ancha entra a formar parte del resto de sectores de la actividad económica a través de las TIC”. Y es que se puede aumentar la productividad mediante la “reducción de costes y el fomento de la eficiencia en las tareas, con nuevos servicios y sectores basados en las TIC que crean empleo e impulsan la creación de empleo”. En Telefónica ven una relación directamente proporcional entre el despliegue de la tecnología y de nuevos modelos de negocio, que desemboca en más trabajo asociado a estos avances. Asimismo, aquellos servicios que trabajen con mayores anchos de banda, traerán “mejoras en el estilo de vida de los usuarios”. Interoute va más allá del crecimiento del PIB y de la generación de empleo, avances que dan por hecho si la banda ancha ultrarrápida triunfa, para llamar la atención sobre su contribución a la “cohesión social, al desarrollo económico, a la reducción de la fecha digital y a la mejora de la competitividad en las empresas”. Ono se muestra de acuerdo con todos los puntos de vista pero ahonda en la necesidad del “avance tecnológico”, que no haya “incertidumbre ante las inversiones que se acometan y que se puedan explotar en un régimen de libre competencia”. Además, Ono no se olvida de los bienes sociales, ya que una sociedad con acceso a estas redes “es sinónimo de avance y crecimiento, de un universo de posibilidades que se abre ante los ciudadanos y que con velocidades ultrarrápidas de navegación se multiplican”. Orestes Perotas hace también hincapié en el aumento de la productividad que traería consigo un aumento de la implantación de estas redes. El componente de Alcatel-Lucent sí que introduce otra variante: “la reducción de consumo del uso de los transportes gracias a la generalización del teletrabajo y la mejora de los servicios de asistencia con la posibilidad de prestarlos de forma remota”. Pero si hay algo que la banda ancha ultrarrápida puede lograr es “captar el talento allá donde esté”, así como la posibilidad por parte de los profesionales de prestar sus servicios sin estar presentes físicamente. Orestes apunta, por último, a la mayor “facilidad en la internacionalización de nuestros productos que tiene un valor incalculable en el desarrollo del país”. En definitiva, tal y como explica Julio Navío, miembro de la junta de gobierno del COIT, las telecomunicaciones se constituyen como “una oportunidad de progreso económico y de mejora en la calidad de vida de los ciudadanos”. Novedades para los próximos meses ¿Qué podemos esperar en el futuro más próximo por parte de las compañías en cuanto a banda ancha ultrarrápida? Orestes Perotas, de Alcatel-Lucent, apunta que España es un país “pionero” en la disponibilidad de capacidades LTE. En este caso, Perotas destaca el acuerdo que sostienen con Telefónica para ofrecer los primeros servicios 4G a grandes empresas e instituciones, lanzados recientemente en Madrid y Barcelona y que usan las infraestructuras de Alcatel-Lucent. En el caso de la firma más internacional con sede en España, Telefónica, desvelan que uno de los secretos puede ser la “reciente renovación del portfolio de tarifas para el gran público y las empresas”, siendo el primer escalón de la evolución de los productos y servicios de la compañía para proporcionar a los clientes a las nuevas tecnologías que implantan. En Interoute se muestran orgullosos de ser propietarios de la red de próxima generación “mejor conectada de Europa, con más de 60.000 Km de fibra iluminada que interconecta 100 ciudades de 29 países”. José Manuel Armada destaca las soluciones Unified ITC integradas por tres elementos: herramientas flexibles de acceso a la red y transporte de datos, una plataforma de comunicaciones y la posibilidad de manejar información en múltiples ubicaciones. Además, Armada apunta a la “videoconferencia y la telepresencia totalmente gestionadas” como nuevas bazas para hacer negocio. Por su parte, en Ono reconocen que están centrados en ofrecer los “servicios más avanzados en comunicación y entretenimiento a través de la red de fibra óptica”. Declaran a REDES & TELECOM que comercializan “velocidades de 50 y 100 megas para todos los hogares de su red con precios muy competitivos y sin compromiso de permanencia”. La firma también hará esfuerzos por extender el uso de la televisión inteligente TiVo a través de la infraestructura de Ono. Para el segmento de las pymes y los autónomos tienen “promociones muy adaptadas a sus necesidades”. Por último, el programa Contaplus, llevará los 50 Mbps a las pequeñas y medianas empresas gracias a un acuerdo con Sage.

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Redacción

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