Las redes de próxima generación, del inglés Next Generation Networking (NGN), es un concepto abierto impulsado por UIT-T que engloba la arquitectura de las redes de los próximos años y convive con otros principios de evolución similares que surgen en paralelo en otros ámbitos, como las redes de los centros de datos o de las empresas. NGN afecta inicialmente a las redes de los operadores pero con los mismos conceptos también se extiende hasta las corporaciones y usuarios. Las nociones básicas son válidas para cualquier arquitectura, mientras que, dependiendo de las tecnologías a emplear, se pueden definir diferentes bloques constitutivos. Redes & Telecom se ha propuesto analizar este negocio desde el punto de vista empresarial para lo que ha consultado a diferentes expertos en la materia como José Manuel Armada, director de Ingeniería de Clientes de Interoute Iberia. De acuerdo con este directivo, los principios de las nuevas redes consisten en tres cambios fundamentales en relación a los métodos utilizados anteriormente:
• Consolidar la red en una arquitectura basada en paquetes, desapareciendo en la práctica las arquitecturas basadas en circuitos.
• Integrar de forma nativa y extremo a extremo en las redes la voz y los datos, en una red IP programable.
• Separar todo lo posible la plataforma de los servicios para que la experiencia del usuario sea lo más homogénea posible independientemente del terminal y la red que utilice.
Marcos Jimena, consultor para Enterprise Networks en Cisco España, igualmente concreta que desde una perspectiva técnica las redes de próxima generación comprenden diferentes parámetros:
• Unificación y control. Una red NGN es una red unificada que consta de dispositivos cableados e inalámbricos, VPN y control energético.
• Seguridad. Integran funciones de seguridad desde el data center hasta el cloud, reduciendo las brechas de seguridad.
• Inteligencia de aplicaciones. Son conscientes de los dispositivos y de las aplicaciones, adaptando la capacidad de la red en función de las aplicaciones críticas que se distribuyen a los terminales de los usuarios.
• Calidad de servicio, proporcionando controles que soportan el contenido multimedia integrando voz, datos, vídeo y movilidad.
• Cumplimiento con las regulaciones y políticas empresariales ahora y en el futuro.
En otras palabras, permiten convertir la red en un activo capaz de responder a las cambiantes necesidades de los negocios de forma sencilla y automatizada, reduciendo el tiempo empleado en tareas de integración manuales y aportando valor a las organizaciones. En la actualidad, deben contar con la seguridad, fiabilidad y escalabilidad suficiente para soportar tendencias tecnológicas como la imparable movilidad, el crecimiento exponencial del vídeo y de las aplicaciones multimedia, el acceso a los recursos de TI en el cloud y la nueva economía de las aplicaciones.
Pero, ¿por qué se está produciendo este progreso agigantado y acelerado en el mundo del networking? Básicamente porque la sociedad y la relación de los individuos con las máquinas y la tecnología ha cambiado radicalmente, no sólo en los hogares sino también, y fundamentalmente, en las empresas. De hecho, el incremento de terminales móviles en el ámbito empresarial ha desencadenado una elevada demanda de acceso a la red corporativa, ya sea a través del cable o inalámbricamente. En este contexto, la introducción del estándar 802.11ac se está acelerando y permite disfrutar de una buena experiencia de usuario. Sin embargo, cada vez consumimos contenidos más pesados, por lo que la red cableada cobra renovada fuerza hoy en día, especialmente con soluciones con densidades masivas de puertos de 10GE.
Puedes leer el artículo completo en el número de septiembre de 2014 de Redes & Telecom en el Kiosco BPS.
