La banda ancha de última generación demanda la implicación de todos

Doblar la velocidad de banda ancha en una economía supone un incremento del 0,3 % del PIB.

Publicado el 12 Ene 2012

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El Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación (COIT) ha analizado la situación actual y el futuro de la banda ancha en España y en los países de su entorno. El objetivo es mostrarle al próximo gobierno la importancia del despliegue de banda ancha ultrarrápida para mejorar la competitividad del país, aumentar su productividad y fomentar la creación de empleo.
Teniendo en cuenta la delicada situación económica que atravesamos, que pude extenderse en los próximos años, toda medida que contribuya a crecer es poca. Y es que según un informe del Banco Mundial, en los países desarrollados cada incremento del 10 % en la penetración de la banda ancha supone una subida del PIB del 1,21%. Para la Unión Europea, la transición hacia una economía de conocimiento, basada en las TIC como principal motor impulsor, es uno de los objetivos principales. Esto permitirá dejar atrás modelos más industriales y experimentar los beneficios del auge de las nuevas tecnologías. Y es que a medida que la introducción de la banda ancha dentro de la sociedad ha sido más real su uso no ha dejado de crecer. Por tanto, aparecen nuevos servicios y más formas de comercializar los productos. Una de las ventajas principales es el ahorro de costes, ya que se mejoran las tasas de intercambio de información, debido a la relación directa que ésta tiene con la productividad. La mejora en la productividad implica más competitividad, ya que se reducen los tiempos de producción y, por tanto, se generan menos gastos asociados a los mismos, capacitando a las empresas a ofrecer productos a precios inferiores, incluso mejorándolos. Asimismo, encontramos nuevos canales gracias a la universalidad en el uso de Internet, puesto que las organizaciones tienen acceso a nuevos medios y canales para llegar a los clientes. Esto aporta una gran ventaja: la deslocalización de las empresas, acercando distancias entre proveedores y clientes de mercados de muy diferente índole. De hecho, en España, a lo largo de 2010, el 42,9% de las empresas realizaron operaciones de comercio electrónico. También vemos como se pueden crear nuevos productos y servicios, que se han ido adaptando a los cambios sufridos en la tecnología en los últimos años. Y no menos importante es la aparición de nuevos sectores económicos, como las compañías dedicadas a contenidos musicales, audiovisuales, prensa digital o desarrolladores web, entre otros, que se apoyan en las posibilidades que ofrecen las TIC. De hecho la banda ancha y las TIC tienen un impacto directo en la productividad y el crecimiento en todos los sectores económicos. Las actividades relacionadas con Internet ya aportan 23.400 millones de euros al PIB español de forma directa, según The Boston Consulting Group y pueden alcanzar hasta 63.000 millones en 2015. El despliegue de redes de banda ancha también tiene impacto en el empleo y se ha demostrado que el incremento de la velocidad de banda ancha ofertada tiene un impacto relevante en el PIB, de forma que doblar la velocidad de banda ancha en una economía supone un incremento del 0,3 % del PIB, según un estudio de Ericsson, Arthur D. Little y Chalmers University of Technology. Implicación de las administraciones
El COIT plantea la necesidad de poner en marcha un plan que se ocupe de llevar esta tecnología al máximo número de personas posible. Este plan debe estar planteado y orquestado por la Administración Central, con la colaboración y el consenso de las comunidades autónomas y en coordinación con los agentes privados. Eugenio Fontán Oñate, decano y presidente del COIT, señala que “es probable que si no se acomete un plan de estas características, España tenga dificultades para alcanzar los objetivos planteados por la Agencia Digital Europea. Tenemos un buen referente muy reciente: el plan de transición a la TDT, en el que los ingenieros de telecomunicaciones tuvimos un papel protagonista y donde la acción coordinada desde el Estado tuvo éxito”.
En primer lugar, el COIT recomienda emprender una estrategia de ámbito nacional. Ésta deberá contar con el consenso de las administraciones central, autonómica y local, así como los diferentes ministerios de competencias, los reguladores sectoriales y de competencia o los agentes privados. De esta manera, las operadoras podrán concentrarse en desarrollar servicios sobre las infraestructuras, sin necesidad de adaptarse a los diferentes modelos territoriales. Una vez garantizado el acuerdo, la propia Administración Central tendrá que definir los pasos a seguir y coordinar todo promoviendo la colaboración público-privada, en la línea de lo que recomiendan en la Comisión Europea. Asimismo, es indispensable priorizar la inversión de infraestructuras sobre puntos estratégicos para el país como zonas de impacto social, entre las que destacan hospitales o bibliotecas; zonas de impacto institucional, donde se encuentran sedes de administraciones públicas o judiciales; y zonas de impacto económico, desde polígonos industriales a centros turísticos. Para que este plan salga adelante debe tener en cuenta distintos criterios. Uno de ellos es la neutralidad tecnológica, da igual que los accesos a la Red sean a través de fibra óptica, coaxial o de móviles de cuarta generación. Los objetivos han de plantearse en términos de capacidad y no de tecnología. También es importante que la red de transportes incremente su capacidad para soportar las conexiones y más escalabilidad en las infraestructuras, porque la demanda de banda ancha seguirá aumentando. Otra de las medidas que sugiere el COIT es la reducción de costes administrativos para que el desarrollo de las redes no encuentre obstáculos. No hay que olvidarse de la llamada a los operadores de otras infraestructuras para que se involucren, incluyendo el crecimiento de infraestructuras de telecomunicaciones que operan a nivel estatal y autonómico. Además, el Colegio de Ingenieros cree que se debe aprobar un plan renove TIC coordinado con los planes de despliegue de las nuevas redes, para que las viviendas que no disponen de estos servicios puedan acceder a ellos. Por otro lado, si se pretende que la banda ancha ultrarrápida llegue a todos, habrá que hacer un esfuerzo para la alfabetización digital y la capacitación tecnológica en diversos sectores. En definitiva, aún queda mucho trabajo por delante para que la situación de Internet se equipare a lo que se vive en otros países de nuestro entorno. Vivimos una época de cambios, quizá sea la oportunidad idónea para dar el salto definitivo. Europa como referencia
Otros países europeos como Reino Unido, Francia, Italia o Alemania, se han puesto como meta los objetivos marcados por la Agencia Digital Europea: banda ancha básica para 2013 y banda ancha de al menos 30 Mbps para 2020. Por su parte, los países nórdicos siguen yendo, como siempre, un paso por delante del resto. Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca presentan objetivos de banda ancha más ambiciosos, ya que su compromiso con el despliegue y mejora continua de las infraestructuras de comunicaciones comenzó hace una década, por lo que las medidas actuales se centran en favorecer y mejorar la competencia. Para ellos es fundamental que el estado establezca las condiciones necesarias adecuadas que fomenten la inversión y mejora de las redes, así como un apoyo por parte de las instituciones para que las tecnologías cumplan los requisitos que se fijan. Estos planes no son estáticos, sino que se adaptan a las condiciones del desarrollo. Se hacen revisiones periódicas y se realiza un seguimiento por parte de los agentes públicos de manera que se puedan corregir las desviaciones. Muchas de las directrices marcadas por estas naciones podrían funcionar en España.
Recomendaciones para una estrategia nacional de banda ancha de última generación
1. La estrategia ha de ser de ámbito nacional
2. La Administración Pública ha de liderar la estrategia
3. Priorización de despliegues de banda ancha ultrarrápida
4. Explorar el potencial de la colaboración público-privada
5. Diseño integral, prospectivo y eficiente de la red de banda ancha ultrarrápida
6. Reducción y homogeneización de los trámites administrativos
7. Involucrar a los operadores de otras infraestructuras en el plan
8. Diseño de un plan renove de las infraestructuras comunes de telecomunicación
9. Buen conocimiento de la red para saber usarla
10. Motivación del uso de la banda ancha por parte de las AA.PP.

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Redacción RedesTelecom

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