La complejidad del acuerdo al que ambas entidades han de llegar, debido a las diferentes legislaciones que regulan el mercado de cada país donde las operadoras cuentan con filiales, explica las 118 cláusulas divididas en 12 artículos, con los que cuenta el contrato. En ellos se contempla la posibilidad de realizar algunas desinversiones en el caso de que las autoridades regulatorias oportunas se opongan a la operación.
Específicamente, hay tres casos en los que el negocio podría encontrarse con más problemas y son: Argentina, Chile y Perú. En Argentina, donde la operadora cuenta ya con 1,8 millones de clientes, tras la adquisición de Movicom la cifra ascenderá a 3,3 millones. En el caso de Chile, Telefónica Móviles también sería líder del mercado a través de su filial CTC Chile. Así el contrato prevé que si la operación supone un alto perjuicio económico el comprador no tendrá la obligación de aceptar actos de desinversión tanto respecto a las compañías adquiridas en estos dos países, como con la participación de la norteamericana en dichas empresas.
El tercer caso, Perú, la posibilidad de que las autoridades de la competencia se opongan son mucho más factibles, porque la operadora española ya es líder del mercado, y al 52 por ciento del mercado que está en manos de Telefónica, se uniría el 24 por ciento de la filial de BellSouth. En este caso, no se buscarían compensaciones económicas ni de desinversión, sino que BellSouth tendría que buscar otro comprador para esta filial.
