Promocionar Internet sin ánimo de lucro

Concebida para promocionar la Sociedad de la Información en España y
Portugal, la Fundación Ibérica se dedica a impulsar la tecnología en los
municipios de menos de 1.500 habitantes.

Publicado el 02 Feb 2004

Promocionar Internet sin ánimo de lucro

La Fundación Ibérica ha conseguido incorporar a su propia filosofía el dicho de si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma, eso sí transformando la frase hasta cambiarla por otra que dice si Internet no va a la montaña, la montaña irá hasta Internet. Dicho y hecho, esta institución nacida en septiembre de 2001 con la intención de potenciar el desarrollo tecnológico en todos los rincones de la Península, especialmente en aquellos más desfavorecidos por encontrarse en puntos geográficos de difícil acceso para el despliegue de infraestructuras, se ha lanzado a llevar el catecismo de la Sociedad de la Información a la antigua usanza: de puerta en puerta y pueblo a pueblo.

A los miembros de la organización constancia y tesón no les falta, especialmente a los fundadores que, hace un par de años, viendo cómo en el mundo rural no existían infraestructuras de telecomunicaciones, porque los grandes operadores se dirigen a economías de escala y a los municipios de menos de mil habitantes se les priva de banda ancha, según explica Juan Cosidó, uno de los tres alma mater de la fundación, decidieron aventurarse a potenciar el desarrollo tecnológico mediante la creación de aulas de formación y comunicaciones por satélite. Es así como Javier Espinilla, en su momento alcalde de Boecillo (Valladolid), Pedro Luis Santona, procurador en Cortes de Castilla-León y Juan Cosidó, agente de Desarrollo Local del Instituto de Desarrollo Comunitario, se embarcaron en la aventura de crear la Fundación Ibérica, con cuyo nombre pretenden cubrir no sólo las poblaciones de España sino también las de Portugal. Para ello han escogido como emblema en el que reflejarse un escudo de los templarios con un caballo montado por dos jinetes; el equino representa las nuevas tecnologías y los dos caballeros simbolizan los países que forman la Península Ibérica.
La Fundación desde sus orígenes se ha marcado tres objetivos: realizar campañas de concienciación en los municipios menos desarrollados sobre las ventajas de las nuevas tecnologías y sus utilidades; buscar soluciones asequibles al mundo rural; y, finalmente, llevar a cabo la implantación de dichas tecnologías acompañándolas de cursos de formación para sacarles el máximo provecho.

Comenzaron su andadura en la región de Castilla-León con un primer barrido de 25 pueblos, siempre poblaciones de menos de 900 habitantes, explica Cosidó. Y se apuntó al proyecto Canalejas de Peñafiel (Valladolid), donde crearon un aula de ordenadores con Internet vía satélite, financiada tanto por vía pública como privada.

A las barreras económicas se añaden también las formativas, muchas veces al usuario hay que detallarle detenidamente las ventajas de cada tecnología hasta que las asimile. Las anécdotas de Cosidó en este sentido son nutridas. Una vez ante la recomendación de estructuras inalámbricas un alcalde me contestó: mira Juan, prefiero que sea una tecnología alámbrica porque así los del pueblo me pueden colgar cuando sepan lo que voy a gastarme en esto.

Pero el reto mayor ha sido la adopción de la tecnología adecuada a cada caso. La Fundación se ha decantado por la conexión a banda ancha de Internet vía satélite, es la alternativa más racional para los pueblos con difícil accesibilidad geográfica para introducir cable, aunque presentan cierto límite de concurrencia, aclara el portavoz de la organización.

La idea de recurrir al satélite surgió en 2001, cuando la Fundación firma un acuerdo con el INEM para dar unos cursos de informática en unos pueblos de Cuenca con cerca de 200 habitantes y no había ni líneas para módem. Cosidó recuerda que entonces optaron por la solución Websat de Armstrong Technology, pero no nos convenció por tratarse de una unidad que tenía tarjetas PCI que actuaban como tarjetas de red, creando fuertes conflictos entre la tarjeta para red y las de recepción y emisión del satélite que también eran de red. Además utilizaba el satélite W3 de Eutelsat, para nuestro gusto un poco anticuado. A todo ello se añadía que el haz de recepción era tan fino que se perdía bastante información. Finalmente, al no tener router externo no podía conectarse fácilmente a una red.
Buscando otras opciones, la Fundación Ibérica llegó hasta la multinacional holandesa Aramiska, no sin antes contactar con varios operadores de satélites y probar distintos equipos, al margen del Websat con el satélite W3 de Eutelsat, hicimos pruebas con equipos Gillat con el satélite W1 de Eutelsat y con infraestructura de Aramiska utilizada con el satélite AB2 de Eutelsat. Finalmente nos decantamos por esta última, sentencia Cosidó.

Aramiska ofrece a la organización no sólo la conexión satelital sino el resto de los servicios que acompañan su oferta como cortafuegos o servicio de caching y basa su infraestructura en el estándar abierto DVB-RCS (Digital Video Broadcasting-Return Channel Systems) de transmisión en ambos sentidos. La compañía holandesa acude a la zona rural acompañada de sus integradores, responsables últimos de llevar a cabo la implantación del servicio. Tan sencillo como que, una vez acordado con el alcalde del municipio o el responsable de cada núcleo concreto las formas de financiación, la Fundación acude al lugar, llama a Aramiska o al integrador y se encarga de supervisar la instalación e incluso en ocasiones de colocar la antena, los nodos de wireless y el equipamiento de cada usuario, que puede ser un adaptador USB interno o un adaptador externo con sus mástil, anclaje, cajas estancas o, en ciertos casos, habilitar a un vecino como usuario de red, añade Cosidó.

De momento, la Fundación Ibérica ha llevado Internet a seis municipios repartidos por Navarra, Valladolid, Zamora y Salamanca y está ejecutando un proyecto en un polígono industrial y otro en una urbanización. El portavoz de la organización también anuncia los pasos a seguir en el futuro. Ahora, el nuevo reto es sacar adelante 30 nuevos proyectos que tenemos en cartera.

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Cristina López

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