Año nuevo, vida nueva

Publicado el 02 Feb 2004

Año nuevo, vida nueva

En este sector, una de las tradiciones asociadas al final de un ejercicio y el inicio del siguiente es la presentación de informes -realizados, generalmente, por asociaciones sectoriales y empresas con peso específico en el mercado- sobre la situación de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en el año que se deja atrás y con previsiones de tendencias para el recién llegado.

Dejando a un lado los grandes titulares, que por un afán de brevedad y síntesis obligan a renunciar a los matices y, de esta forma, no siempre reflejan con la debida exactitud la realidad que pretenden resumir; conviene descender al detalle y realizar el esfuerzo de meditar sobre la letra pequeña a pie de página.

A lo largo del último mes se han sucedido, con escasas fechas de diferencia, la presentación de distintos estudios cuya finalidad última era común: analizar el estado de la Sociedad de la Información en nuestro país a través de imágenes y datos que, por su propia naturaleza, constituyen estampas estáticas, casi petrificadas, de una realidad dominada por una rápida transformación.

Si nos atenemos a los resultados de estos trabajos, el nexo de unión parece incontestable: el desarrollo e implantación de la Sociedad de la Información en España presenta un sustancial retraso respecto a los países de nuestro entorno, aunque lentamente vamos recortando distancias.

Y si ésa es la relativamente buena noticia, la velocidad y más concretamente, nuestra incapacidad como país -por lo menos hasta el momento- para imprimir un impulso acelerador a este proceso constituye la otra cara de la moneda.

España -entendiéndolo como un colectivo formado tanto por sus ciudadanos de a pie, como por empresas y distintas Administraciones- ha demostrado, como pocos otros, su capacidad para adoptar -y casi canibalizar- aquellas tecnologías y servicios que realmente resultan útiles y tienen sentido para mejorar su actividad, incrementar el negocio o facilitarles la vida. No hay que ir muy lejos para encontrar un ejemplo perfecto en la evolución de la telefonía móvil, cuya explosión ha sobrepasado cualquier expectativa por optimista que fuera.

Ahora el nuevo reto se encuentra en la banda ancha, un mercado hacia el cual miran con indisimulado interés operadoras, suministradores de servicios, desarrolladores de nuevas aplicaciones y proveedores de contenidos. Se trata de dar un salto cualitativo y pasar de la mera conectividad a Internet a un escalón superior de la escala evolutiva, de llenar de tráfico unas autopistas relativamente vacías que los usuarios, muchas veces, se resisten a utilizar porque el balance precio/prestaciones está todavía muy lejos de satisfacer sus expectativas.

Todo apunta a que, de ahora en adelante, seremos testigos de iniciativas que, como por ejemplo, el recién aprobado Imagenio de Telefónica (TV, radio y vídeo on demand a través de ADSL), ayudarán a conseguir la meta de que en 2006 haya seis millones de usuarios de banda ancha en nuestro país; una cantidad más que respetable para dar credibilidad y avalar proyectos empresariales que apuesten por un mañana de alta velocidad y desarrollo tecnológico.

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Redacción RedesTelecom

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