El concepto de ISAC (Integrated Sensing and Communications) se perfila como una de las bases del futuro 6G. Con él, las redes móviles funcionarían como radares capaces de comunicar y percibir al mismo tiempo. Según la firma de análisis ABI Research, esto ofrece a los operadores la posibilidad de ampliar su negocio más allá de la conectividad tradicional.
La idea es que las compañías puedan aprovechar estas capacidades para gestionar la localización de activos y reforzar la seguridad en distintas aplicaciones industriales o comerciales. Aunque el potencial es amplio, los analistas señalan que el camino técnico aún tiene retos por resolver.
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Primeros usos del 6G
Durante este año, proveedores y operadores de telecomunicaciones están realizando pruebas comerciales en vivo para medir la viabilidad del sistema. Organismos de estandarización como ETSI y 3GPP trabajan en especificaciones que permitan fijar un marco común.
En China ya se han llevado a cabo ensayos enfocados en la llamada economía de baja altitud, con aplicaciones en movilidad aérea y logística. Aun así, los expertos consideran que todavía es pronto para confirmar si el modelo será rentable a gran escala.
Inversión inicial y horizonte de desarrollo
Una de las principales barreras es el coste de despliegue. Los equipos necesarios no son compatibles con las infraestructuras 5G actuales, lo que obligaría a invertir en nuevas instalaciones. Se estima que cada sitio podría requerir entre 50.000 y 100.000 dólares, una cifra elevada que solo se compensaría con una fuerte demanda y con la reducción de precios por producción masiva.
A pesar de ello, los fabricantes ya están intensificando la investigación y el registro de patentes relacionadas con ISAC. El interés industrial y las inversiones continúan creciendo, con el objetivo de consolidar un nuevo ecosistema tecnológico que redefina el papel de los operadores móviles en los próximos años.








