La Confederación Sindical Independiente Fetico, sindicato que representa a un tercio de los trabajadores en número de delegados, ha rechazado de manera rotunda la primera propuesta presentada por Masorange en la mesa de negociación del futuro convenio de grupo laboral. Tras ocho reuniones, y una espera de diez meses desde el inicio del proceso en diciembre de 2024, explican, califica la oferta de «notablemente baja e insuficiente«.
Acabar con trabajadores de primera y de segunda
En el comunicado remitido, Fetico critica la pasividad de la empresa, que se ha demorado casi un año en presentar un primer borrador que no soluciona el principal escollo de la negociación: la unificación de condiciones para una plantilla que proviene de diferentes empresas, pero que ahora trabaja de forma coordinada. Esta situación afecta a los trabajadores de Orange, Euskaltel, R Cable, Telecable y el grupo MásMóvil en todas sus marcas.
La propuesta del sindicato es extender las condiciones que ya disfruta el 70% de la plantilla al 30% restante, lo que en la práctica significaría aplicar el convenio de Orange a todo el grupo.
En este sentido, para Antonio Pérez, secretario general del sindicato es necesario “trabajar sobre la base de los que ya disfrutan esos derechos de forma mayoritaria. Si en lugar de fusión, hubiese sido una compra, este es el convenio que legalmente se aplicaría, como ya sucedió con la compra de Jazztel”.
Desde Fetico insisten en que el objetivo del nuevo convenio debe ser el de eliminar las desigualdades existentes, y muestra su especial preocupación por el mantenimiento de condiciones dispares en empresas como Euskaltel o Telecable en lo relativo a la jornada laboral. El sindicato resalta que esta unificación es un imperativo de justicia, reconocido incluso por la Audiencia Nacional en su sentencia 55/2025, que constató la existencia de un grupo laboral coordinado.
“Fetico es un sindicato de diálogo y sentido común, y así lo hemos demostrado alcanzando un acuerdo en el ERE que permitió la viabilidad de la empresa en su momento más difícil, o pactando un incremento salarial para toda la plantilla”, ha destacado Antonio Pérez. Sin embargo, agrega, “también somos capaces de mostrar nuestro rechazo y exigir mejores condiciones si la empresa no entiende que no puede tener más tiempo a personas trabajadoras, que hacen el mismo trabajo, como si unos fueran de primera y otros de segunda clase. Esa diferencia es injusta y está fuera de los valores de la compañía, y no vamos a mercadear con algo tan importante y social”, concluyen.








