Las ciudades exprimen todo su potencial

Los proyectos para la implantación de ciudades inteligentes en España están creciendo. Es cierto que la situación económica no es la más idónea, pero los retornos de la inversión son una buena razón para atreverse.

Publicado el 30 Abr 2013

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A mediados de Abril, la Asociación Multisectorial de Empresas de la Electrónica, las Tecnologías de la Información y Comunicación, de las Telecomunicaciones y los Contenidos Digitales (AMETIC), presentaba su ‘Informe 2012 Smart Cities’, un amplio estudio sobre ciudades inteligentes, su puesta en marcha, los servicios que deben prestar, así como las tecnologías que han de sustentar la eficiente prestación de estos servicios.

En dicho informe, AMETIC revelaba que el 68% de la población que reside en la Unión Europea lo hace en ciudades. Las desigualdades sociales siguen muy presentes en estas áreas metropolitanas, sin embargo, la concentración de individuos en las grandes urbes representa una gran oportunidad para mejorar las condiciones de vida de grandes masas de población. Según los datos del Programa HABITAT de las Naciones Unidas, entre 2000 y 2010 la proporción de la población urbana que vive en suburbios carentes de servicios básicos como el agua ha pasado del 39% al 32%, algo muy positivo. Sin embargo, se espera que en 2020 aún haya 889 millones de seres humanos viviendo en suburbios.

El desarrollo en las infraestructuras de las ciudades mejoran los servicios para todos, ya sean habitantes o empresas. En lo que atañe a la distribución de energía, el informe de AMETIC explica que “el empleo de las TIC para dotar de inteligencia a las redes eléctricas, permitiendo una comunicación bidireccional entre los puntos de generación de energía y los puntos de consumo, constituye la clave de los que se denomina smart grids”. Las smart grids, o redes eléctricas inteligentes, se valen de la tecnología informática para optimizar y distribuir la entrega de electricidad, equilibrando la demanda entre productores y consumidores. Es una forma de maximizar el aprovechamiento de las fuentes renovables, de incrementar la eficiencia de las propias redes de distribución y de reducir las pérdidas de energía, que ascienden a un promedio mundial del 8%, según datos de la organización británica OFGEM (Office of Gas and Electricity Markets).

Numerosos componentes y servicios en la ciudad son susceptibles de mejora. Un ejemplo son los edificios, sobre todo los públicos, donde AMETIC recomienda implantar sistemas de gestión de la iluminación, la calefacción y la climatización para reducir ineficiencias que, en algunos casos, llegan al 50%. La gestión del tráfico es otra de las asignaturas pendientes en las grandes ciudades. Las emisiones de dióxido de carbono preocupan a las autoridades y son nocivas para la salud. Ahí tenemos el ejemplo de Madrid, donde es común ver a partir de primavera, cuando deja de llover, la famosa “boina” que cubre el centro de la ciudad. Y no menos importantes son los costes asociados de los accidentes de tráfico, que en Europa ascienden a un 2% del PIB de la U.E. Los sistemas inteligentes de transporte, la comunicación entre vehículos o los propios vehículos eléctricos, en combinación con las smart grids, pueden ayudar a una mejor gestión urbana del transporte, la movilidad y la demanda eléctrica. Los edificios y el tráfico son dos ejemplos, entre otros muchos servicios, de dos elementos que pueden ser mucho mejor administrados en las ciudades.

Pero las redes de comunicaciones son, tal vez, la parte más importante, porque son las que se encargan de interconectar todo. Además, gracias a la labor de los sensores instalados, se puede llevar a cabo una labor de recolección de datos para su posterior tratamiento y toma de decisiones. Las redes móviles e inalámbricas, combinadas con vehículos, dispositivos móviles y personas, cobran toda la importancia en las smart cities.

La importancia de las redes

Millones de ciudadanos caminan por las calles ávidos de conectividad y de nuevos servicios electrónicos a su alcance. Las redes se encargan de poner todo en funcionamiento. REDES & TELECOM ha charlado con cuatro empresas que están al día en el ámbito de las smart cities: APC by Schneider Electric, Cisco, Enterasys y Ericsson. Ángel Silos, End User Business Group – Cities Business – Energy Division en Schneider Electric, sostiene que la “red inteligente tiene un peso muy importante en las smart cities ya que es una de las herramientas que servirá de vehículo para conseguir una eficiencia y una distribución eléctrica óptima, además, tienen la gran ventaja de que el distribuidor puede conocer los hábitos de consumo y los niveles de producción que hay en cada momento. Al gestionar la oferta en tiempo real, la curva de la demanda tenderá a aplanarse”.

Ilyana Guzmán, directora de Relaciones con Medios de la Región Mediterránea en Ericsson, también hace referencia a ese equilibrio entre oferta y demanda en la energía, “con información detallada acerca de los patrones de consumo de electricidad y la distribución de la misma, lo que genera un consumo más eficiente”. Guzmán prosigue y declara que “las utilities están ahora bajo una gran presión para ayudar a reducir las emisiones de dióxido de carbono, y a conseguir objetivos de sostenibilidad. Teniendo en cuenta que en torno al 26% de la huella de carbono total del mundo lo genera el suministro de energía, el impacto medioambiental de este sector es muy significativo. Las smart grids pueden contribuir a mejorar la eficiencia de la red desde la generación a la distribución al usuario final, reduciendo la huella de carbono de las utilities y el consumo de energía”. En el caso de los ciudadanos, Guzmán apunta que en Ericsson creen que “las smart grids pueden generar un ahorro de costes de entre el 3 y el 7,6% en el consumo total de energía, por lo que permite a la gente tener información en tiempo real o casi en tiempo real sobre su consumo de energía”.

José Carlos García, responsable técnico en Enterasys, señala que “el valor de las smart cities está en los servicios que ofrecen al ciudadano y a la propia corporación municipal, pero es indudable que la red tiene muchísimo que aportar. Sin red no existe la smart city. La inteligencia de la red, con todo lo que tiene que aportar a nivel de securización del acceso, de las comunicaciones y de modelado de las diferentes aplicaciones, es vital para asegurar que un proyecto de smart city sale adelante con éxito. Además, la flexibilidad y agilidad en la definición de nuevos servicios IP es otro elemento esencial que tiene que soportar cualquier infraestructura de red ante proyectos futuros”. García cree que poner ejemplos es la mejor forma de explicar el potencial y el funcionamiento de estas redes. El integrante de Enterasys recuerda que lo que decían sus compañeros sobre la oferta y la demanda de la energía eléctrica: “si el coche eléctrico se convierte en la norma, el uso de la red eléctrica cambiará en gran medida durante el horario nocturno, cuando se esté recargando en el lugar de residencia del conductor. Si el teletrabajo se hace más habitual, el consumo eléctrico en zonas residenciales y de empresas variará también durante el horario laboral. Está claro que todo lo que implique la optimización de estos recursos conlleva también un ahorro a nivel energético”.

Por su parte, Juan Blanco, director de Desarrollo de Negocio en la Región Sur de Europa en Cisco, define las smart grids como “el equivalente al sistema nervioso de un organismo vivo y, por tanto, vitales para el funcionamiento de las mismas”. Blanco reconoce que en Cisco identifican “el concepto de smart city con el de comunidades inteligentes conectadas, es decir, ciudades en las que los sistemas y los servicios deben estar interconectados e integrados con objeto de facilitar y mejorar la eficiencia en la calidad de dichos servicios, así como de permitir el desarrollo de otros nuevos”. Blanco aboga por la creación de plataformas “homogéneas e integradoras, cuya clave reside en Internet y las redes IP. Una plataforma de comunicaciones basada en las redes IP puede generar ahorros cercanos al 25% en los costes de explotación de los servicios existentes, además de una reducción superior al 50% en los costes asociados a la puesta en marcha de nuevos servicios”.

Servicios al alcance de todos

Distintos estudios alertan sobre el crecimiento exponencial de la población. A más personas, más recursos necesarios. Distintas publicaciones como Science han señalado que la población mundial puede alcanzar los 9.000 millones de personas en el año 2050. Sin un reparto equitativo de todos lo recursos y sin políticas de eficiencia globales el panorama pinta oscuro. Ilyana Guzmán se expresa en este sentido y ofrece más datos: “en estos momentos, las 600 ciudades más grandes del mundo representan el 50% del PIB global y acogen solamente el 22% de la población. En 2016, la densidad de población en las zonas urbanas representará menos del 1% del total de la tierra, pero generará el 60% del tráfico móvil”. Esta demanda de tráfico necesita respuestas rápidas y certeras. “La conectividad inteligente es el elemento esencial porque cuando nos conectamos a las personas, la creatividad y la innovación crecen. Si conjugamos nuestros dispositivos con los objetos de nuestro entorno cívico, personal y profesional construimos infraestructuras inteligentes propensas a esa innovación”, subraya la representante de Ericsson. Otro de los motivos para creer en el desarrollo de las ciudades inteligentes es la economía, tan maltrecha en la actualidad. Guzmán destaca como “pilares de la sociedad conectada” a la banda ancha, la movilidad y la nube. La directora de Relaciones con medios de la Región Mediterránea en Ericsson cita a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuyos estudios desvelan que “al aumentar 10 puntos la penetración de la banda ancha, el PIB se incrementa en un punto. También se incrementa el PIB en 0,3 puntos si se duplica la velocidad de la banda ancha. Además, el uso generalizado de las TIC reducirá un 15% las emisiones de dióxido de carbono en 2020”.

Pero el aumento en el número de personas no sólo incide en los recursos y en la economía, también lo hace en los servicios a los que acceden los ciudadanos, que ganan en calidad de vida. Ángel Silos, de APC by Schneider Electric, introduce la figura del “prosumidor”, la persona que consume y produce a la vez, en esta ocasión, energía. Silos explica que estos “prosumidores” pueden aprovechar distintos servicios como el denominado Smart Metering, que permite a usuarios y distribuidores disponer de la lectura en tiempo real de los consumos y las generaciones. Silos dice que la sociedad “aún no está preparada para usar diariamente el gran abanico tecnológico del que dispone, pero las herramientas TIC van a ayudar a tomar conciencia de todo ello. En el caso del Smart Metering, hay que decir que no sólo está pensado para recoger datos, sino que abre un canal de comunicación entre usuarios y distribuidores de energía, permitiendo la interacción entre ellos. En tiempo real, un distribuidor de energía podrá lanzar una oferta al cliente y, si la oferta resulta beneficiosa y hace más eficiente el consumo diario en su vivienda, será elegida de forma automática por ese usuario que ya habrá configurado su patrón de consumo”.

José Carlos García, de Enterasys, afirma que en lo que se refiere a smart cities, “la disponibilidad de forma inmediata de todo tipo de información, como el estado del tráfico u otros servicios municipales, suponen una mejora en cuanto a la calidad de vida en el ámbito más cercano al ciudadano, tanto en el horario laboral como en el de ocio”. García no se olvida de destacar el papel que juegan dispositivos como tablets o smartphones en el desarrollo de las smart cities, “gracias al incremento en el número de conexiones de datos a las redes del operador y a los nuevos usos de la tecnología que los usuarios demandan e impulsan en todo momento”.

Según Juan Blanco, de Cisco, “desarrollar la infraestructura de estas ciudades requiere una inversión de billones de euros, con su consiguiente impacto medioambiental, así como la necesidad de gestionar los recursos sociales y económicos de forma sostenible”. Blanco, al igual que antes, pone énfasis en el papel de Internet y las redes IP como parte de esa “plataforma inteligente que permite aprovechar mejor los recursos y facilita la transición desde los modelos actuales, que nos son sostenibles, a otros con crecimientos sostenibles en términos económicos, sociales y medioambientales”. Blanco finaliza su intervención diciendo que es cierto que “los habitantes de las ciudades esperamos recibir múltiples servicios para mejorar nuestra calidad de vida, pero también que sirvan de caldo de cultivo para la creación de nuevas empresas y actividades económicas. Por ello, los modelos de infraestructuras deben cambiar, y el punto de partida es la tecnología”.

Ciudades inteligentes en España

Un puñado de ciudades españolas ya están incorporando tecnología inteligente en sus calles. REDES & TELECOM ha tenido acceso a Miguel de la Fuente, director General del Foro PPP Infraestructuras, una asociación de carácter transversal que reúne a instituciones públicas con empresas privadas para sacar proyectos adelante en materia de infraestructuras. De la Fuente destaca “el valor que tiene aplicar técnicas para hacer las ciudades más eficientes y acogedoras para el ciudadano. Un proceso en el que es necesario un desarrollo en las redes, porque si no es muy difícil”. De la Fuente reitera que las ciudades “deben tener más escala humana, algo que se ha perdido un poco. Llevar a cabo proyectos de urbanismo nuevos parece más sencillo que revitalizar los antiguo, y esto es erróneo. No hay que abandonar los cascos históricos, hay que revitalizarlo. Hay que apostar por los centros de las ciudades. La figura de los políticos también es muy importante, es indispensable el consenso”.

Ante este escenario, Miguel de la Fuente pone el ejemplo de Vitoria. La ciudad vasca, con la ayuda de distintas empresas y del Foro PPP, ha acometido en los últimos tiempos una serie de reformas que la han llevado a ganar en eficiencia, dentro de un entorno más acogedor y funcional, con nuevos elementos que le han ayudado a sumar productividad. Vitoria ha implantado sistemas detectores para controlar las patrullas de bomberos y de la policía, se ha acometido una mejora en la gestión del tráfico, se han instalado marquesinas interactivas para el transporte público o un mecanismo neumático para la recogida de basuras. Además, una nueva red de fibra óptica, implantada por Euskaltel, ha aumentado de forma significativa la cobertura para conectarse en la capital de Álava.

Ilyana Guzmán pone el foco también en el norte, con Smart Santander, “un proyecto en la ciudad cántabra en el que se han instalado unos 20.000 sensores en la infraestructura de la ciudad, incluyendo parkings, control del riego o realidad aumentada”. Guzmán también incluye Smart Málaga, “otro proyecto que permitirá el ahorro de un 20& del consumo energético, lo que representa evitar la emisión de 6.000 toneladas anuales de dióxido de carbono”.

Juan Blanco añade que en opinión de Cisco “el mejor ejemplo de smart city es Barcelona, Ayuntamiento con el que nosotros colaboramos, junto a otras empresas, para definir la estrategia Barcelona 2020, que pretende convertir a la ciudad en referente global en desarrollo urbano sostenible y en motor económico para el sur de Europa para ese año”. Asimismo, tal y como explica Blanco, “Cisco contribuye con la denominada Plataforma Urbana de Referencia, que se compone de una infraestructura de red física presente en la calles y en los espacios públicos de la Ciudad Condal a la que pueden conectarse múltiples dispositivos móviles de forma sencilla y segura. Esto mejora la gestión de los servicios públicos ya existentes y adoptar nuevos modelos en distintos sectores”. Blanco también confirma que Cisco que ellos están presentes en la iniciativa Smart Connected Communities con la creación de un Centro de Innovación en Barcelona. Éste tendrá como objetivo generar crecimiento económico y nuevos puestos de trabajo.

Estas ciudades son algunos ejemplos de urbes que están incorporando la inteligencia, sin embargo, otras como Madrid, Oviedo, Badajoz, Sevilla o Palma de Mallorca están sacando proyectos similares adelante. La carrera ha comenzado y no es conveniente quedarse atrás.

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Redacción

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