Las redes de telecomunicaciones son la columna vertebral invisible de la sociedad digital europea por lo que proteger estas infraestructuras se antoja como una necesidad imperiosa para garantizar la seguridad y la resiliencia de Europa. En este sentido, los operadores de telecomunicaciones se perfilan como los adalides para mantener estos recursos protegidos y fuertes. Sin embargo, aunque las telco ya han incorporado medidas avanzadas de seguridad y resiliencia en sus operaciones diarias, las amenazas siguen aumentando por lo que lo más probable es que se requiera una mayor inversión en un futuro no tan lejano. Es la principal conclusión de un estudio de Copenhagen Economics, encargado por Connect Europe.
Ataques cibernéticos, errores humanos, desastres naturales y fallos en la cadena de suministro son algunos de los riesgos a los que las telco deben hacer frente. Según ENISA, 188 incidentes importantes en 2023 causaron 1.700 millones de horas de conectividad perdida para los usuarios. A pesar de ello, la resiliencia se ha fortalecido: en 2024, a pesar de un número récord de incidentes, las horas de usuario perdidas se redujeron un 55% en comparación con el año anterior.
Mientras tanto, el reciente compromiso de la OTAN de que los aliados gasten hasta el 1,5% del PIB en la protección de infraestructuras críticas subraya la importancia estratégica de las redes de telecomunicaciones seguras y resilientes para el futuro de Europa, sostienen desde la consultora.
“Las redes de telecomunicaciones seguras y resistentes son cruciales para garantizar un acceso sin problemas a los servicios digitales, proteger la información personal y confidencial y habilitar sectores críticos”, subraya Neil Gallagher, director de Copenhagen Economics.
Acciones políticas necesarias
En este contexto, las instituciones gubernamentales han de tomar cartas en el asunto. De hecho, el estudio identifica varios desafíos estructurales y operativos, y sugiere acciones políticas específicas para fortalecer aún más la seguridad y la resiliencia:
• Apoyar la inversión en seguridad y resiliencia a través de marcos políticos adecuados que aborden las presiones financieras, teniendo en cuenta su papel en las evaluaciones de las fusiones cuando proceda, y proporcionando apoyo público cuando los intereses públicos superen las consideraciones comerciales.
• Racionalizar la regulación para eliminar la duplicación y los solapamientos entre los marcos de seguridad nacionales y de la UE, de modo que los operadores puedan centrar los recursos en la protección y no en la burocracia.
• Abordar el déficit de capacidades a través de una estrategia de la UE en materia de ciberseguridad con visión de futuro, garantizando que Europa pueda contar con el talento necesario para mantener la seguridad de la red a largo plazo.
Precisamente, una de estas tres medidas tiene que ver con la legislación y el sector tiene sus esperanzas puestas en la Ley de Redes Digitales, como destaca Alessandro Gropelli, director general de Connect Europe: “Mejorar drásticamente el entorno de inversión para la conectividad es fundamental para que los operadores de telecomunicaciones aumenten aún más la seguridad y la resiliencia. Una ambiciosa Ley de Redes Digitales puede desempeñar un papel importante no sólo para hacer que Europa sea más competitiva, sino también más segura”.









