En los últimos tiempos, la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT) ha concedido licencias a distintas compañías que han querido tender redes de cable para dar televisión. Esta situación ha provocado el desacuerdo por parte del ministerio de Ciencia y Tecnología, que asegura que con esta actitud la CMT rompe con el esquema diseñado hace cuatro años y abre el mercado a decenas de competidores.
Según el Ministerio, gracias a la ambigüedad de la legislación audiovisual y a que en 1998 operaban más de 150 empresas locales, se dividió el país en varias demarcaciones que se adjudicaron por concurso. Como consecuencia de esta división el negocio del cable quedó repartido entre dos grupos adjudicatarios ONO y Auna Cable. El primero contaba con presencia en Levante, Albacete, Huelva y Mallorca, principalmente, mientras que Auna Cable pasaba a controlar Madrid, Barcelona y el resto de Andalucía.
La consecuencia más inmediata fue que operadores como Med Telecom, con menos capital que los anteriores, y otros de carácter local no tuvieron más opción que desparecer o actuar en la ilegalidad.
Ahora la CMT vuelve a despertar la polémica al conceder cuarenta licencias C1 a antiguos operadores locales debido a una interpretación flexible de lo que debe ser este tipo de licencias.
El ministerio de Ciencia y Tecnología ya ha advertido de que rechaza estas concesiones por parte de la CMT al considerar que no respetan la legislación y no protegen a ONO y Auna, al tiempo que ha señalado que recurrirá las decisiones de la Comisión ante la Audiencia Nacional.