Las últimas compañías en sumarse a la política de reducción de plantillas que afecta en los últimos meses al sector tecnológico han sido Ericsson y Nokia, compañías que han anunciado sus respectivos planes de reajuste para afrontar la difícil situación del mercado y sus consiguientes reducciones de plantilla.
Concretamente, el fabricante sueco Ericsson va a acometer un recorte anual de gastos de 2.200 millones de euros (366.049 millones de pesetas) a partir del año 2002. Esta reducción conllevará, según fuentes de la compañía, a acabar con aproximadamente 3.300 puestos de trabajo.
En un contexto internacional incierto, con signos negativos, Ericsson debe reaccionar, y estamos tomando las medidas necesarias, asegura el presidente de la compañía, Kurt Hellstroem.
Por su parte, la finlandesa Nokia hacía pública también su intención de recortar su plantilla entre 300 y 400 puestos de trabajo de la división de infraestructuras de redes móviles. Esta reestructuración es resultado de la estrategia de la compañía de reducir el personal en los sectores no estratégicos de su negocio y así, incrementar la eficiencia.
Pero la lista de despidos no acaba ahí. La compañía Motorola ha anunciado que suprimirá un total de 7.000 empleos más en su división de móviles durante los dos próximos trimestres. Con estos, la cifra de despidos ordenados por la compañía desde el pasado mes de diciembre en dicha división asciende a 12.000. Estas acciones son calificadas por Mike Zafirovski, presidente del área de Comunicaciones Personales de Motorola, como un paso necesario para renovarnos y seguir siendo competitivos en un entorno de negocio que hoy es dramático.
Idénticos comunicados llegaban en los últimos días de las compañías Cable Oracle, que reducirá su plantilla en 866 trabajadores; y Cisco Systems, que podría acabar con el 5 por ciento de sus puestos de trabajo (unos 2.400 empleados).
Todas estas medidas reflejan la preocupante desaceleración que vive actualmente la economía estadounidense y que está repercutiendo a nivel mundial. En tan sólo un año, desde que el Nasdaq alcanzara su nivel máximo, el índice del mercado tecnológico veía como descendía un 60 por ciento. Esta situación, que comienza a tomar un cariz trágico, tuvo sus primeras víctimas en las llamadas puntocom pero en los últimos meses ha extendido sus efectos también a valores tecnológicos tradicionales, que encuentran en la reducción de sus plantillas la única salida para hacer frente al deterioro del mercado.