La revolución del lenguaje

Publicado el 02 Ago 2019

Isidoro Sánchez, director de tecnologías del Grupo Numintec.

Durante los últimos años hemos visto cómo las tecnologías han ido evolucionando y han dado paso a las innovaciones técnicas más avanzadas. Los dispositivos que usamos tienen ya la posibilidad de hablar con nosotros usando un lenguaje natural, es decir, una comunicación entendible para todos.

Décadas atrás, imaginamos un futuro lleno de robots y máquinas de metal. Pero la tecnología ha querido seguir otro camino, mucho más humano, el de la comunicación. Los dispositivos con los que contamos hoy en día nos permiten comunicarnos con otras personas de muchas formas y de manera inmediata. Pero el gran cambio y lo que ha universalizado el acceso a la tecnología ha sido la facilidad para comunicarnos e interactuar con las máquinas, las pantallas táctiles y el lenguaje natural nos han acercado a todos a un nuevo mundo.

Actualmente, ya contamos con herramientas o dispositivos capaces de entender lo que decimos: Alexa de Amazon y Google Home. Dos aparatos que entienden e interpretan lo que les decimos. Y los usamos para nuestra vida cotidiana. Les damos órdenes como informarnos del tiempo, ponernos una canción que deseemos o llamar alguno de nuestros contactos. Todo ello sin tener que pulsar ningún botón ni ninguna pantalla.

Todo esto ha llegado de forma tan sutil y transparente que no nos hemos dado cuenta de los cambios que se están produciendo. Están cambiando incluso los perfiles de los nuevos desarrolladores. Ahora necesitamos personas que sean capaces de enseñar a nuestros dispositivos para crear aplicaciones que se comuniquen con nosotros mediante el uso del lenguaje, sin pantallas ni teclados. Lo curioso es que el perfil de estos candidatos no se caracteriza por ser ingenieros o expertos tecnológicos, sino por estar más enfocados al mundo de las lenguas: filólogos, lingüistas o especialistas en el lenguaje.

Precisamente, por esta gran facilidad para comunicarnos con aplicaciones y dispositivos ya contamos con tecnologías más avanzadas en nuestros hogares que en la gran mayoría de empresas. Utilizamos en el día a día aplicaciones capaces de almacenar millones de fotos y documentos en redes sociales, mientras que en las empresas seguimos utilizando las clásicas carpetas en nuestros ordenadores simulando un archivador de principios del siglo XX.

Pero no solo eso pueden cambiar las empresas. Haciendo sencilla la comunicación con las aplicaciones empresariales, se ahorrarían miles de horas de formación. Nadie se lee un manual para utilizar las redes sociales.

Como reivindicación personal, digo: ‘¡no más botones!’. ¿Para qué nos sirve seguir pulsando botones o una pantalla si ya podemos hablar con nuestros dispositivos y aplicaciones? El gran cambio es poder pedirle a nuestro programa que nos abra un informe o nos de los resultados de ventas del año. ¿Somos capaces de pedir a nuestro teléfono que nos diga el tiempo que va a hacer
mañana y para abrir un informe debemos navegar por un sinfín de botones? Algo, por tanto, no está funcionando en las aplicaciones empresariales.

En conclusión, lo que nos toca ahora hacer es acceder de inmediato a esta tecnología de la comunicación e incorporarla en nuestras vidas cotidianas y en las empresas. Debemos andar al lado del cambio para no perdernos y entrar en un mundo que la tecnología nos lo facilita todo aún más.

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Isidoro Sánchez

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