Telefónica, el gigante camaleónico que se anticipa a los cambios

La multinacional española ha sabido hacer continuos reajustes para adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado.

Publicado el 01 Dic 2011

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El sector de las telecomunicaciones siempre anda revuelto, es uno de los más dinámicos y los operadores están continuamente a la búsqueda de nuevos servicios y aplicaciones con las que satisfacer las necesidades y demandas de sus usuarios. A lo largo de estos últimos años ha sufrido una profunda transformación y, si bien la liberalización vivida en las dos últimas décadas ha favorecido la entrada de la competencia, lo cierto es que siguen siendo los “grandes”, los incumbentes de cada país, los que siguen dominando el mercado en casi todos los sectores en los que operan. Si bien esta diferencia es muy notable en el caso de las redes fijas y de la banda ancha, lo es menos en las comunicaciones móviles, ya que, al ser una tecnología más reciente, las condiciones de partida han sido muy similares y, casi la única diferencia ha sido debida a la capacidad financiera de cada uno para hacerse con una mayor o menor porción del espectro radioeléctrico –un bien escaso–, clave para prestar los servicios a una amplia base de clientes.

En el mundo, si nos atenemos a su capitalización bursátil, unos pocos operadores dominan el mercado, estando el resto a una gran distancia de ellos. Entre los que ocupan las cinco primeras posicionen están AT&T (EEUU), China Mobile (China), Vodafone (UK), Telefónica (España) y Verizon (EEUU).
Si bien la capitalización de AT&T (> 100 millones de clientes en agosto de 2011) y China Mobile (con más de 630 millones) es superior a la del resto, hay que destacar que estos dos operan en sus respectivos mercados locales, Estados Unidos y China, suficientemente grandes para aportar un elevado número de potenciales usuarios (300 millones en el caso de EEUU y 1.300 en el caso de China) sin necesidad de recurrir al exterior. Con los dos siguientes no ocurre lo mismo y, tanto Vodafone como Telefónica son operadores globales que han sabido aprovechar las circunstancias para expandir su negocio fuera de sus fronteras, bien acudiendo directamente a otros mercados o mediante alianzas con terceros (partnership), eligiendo muy bien su ámbito natural, por ejemplo, Latinoamérica en el caso de Telefónica, y EEUU e India en el caso de Vodafone, además de Europa en ambos casos, unas veces con más éxito y otras con menos. Otros operadores, como es el caso de Orange, también opera globalmente con una amplia presencia en muchos países de influencia francófona, y otros, como Deutsche Telekom, tras una mala experiencia internacional decidió replegarse a su país de origen y satélites; de hecho, recientemente movió ficha para vender su división de móviles (T-Mobile) en EEUU a AT&T por 39.000 millones de dólares, una decisión que ha sido bloqueada por el Departamento de Justicia; las autoridades argumentaron que la adquisición reduciría la competencia y elevaría los precios para los consumidores.

Anticipación y reajuste
Centrándonos en el caso del incumbente español, Telefónica, su trayectoria en los últimos años ha venido marcada por el éxito, si bien no ha sido por casualidad, sino que se ha debido a un elevado nivel de anticipación y reajuste para adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado, con un muy alto grado de acierto en sus decisiones. Sin esta política de búsqueda continuada de nuevos servicios, y el inicio de su expansión internacional, sobre todo en Latinoamérica a mediados de la década de los noventa, Telefónica no estaría hoy en día ocupando uno de los primeros puestos del ranking mundial de operadores, siendo además una de las primeras empresas del país.
La transformación y la adaptación realizada en la estructura de Telefónica para superar los retos y aprovechar las oportunidades que presenta el mercado mundial ha sido y sigue siendo una tarea ingente, que comporta un gran esfuerzo, no solo de renovación, sino de innovación en el complejo contexto económico y financiero actual. No se puede negar que César Alierta y su equipo directivo han sabido siempre situarse ante las oportunidades de negocio que ofrecen la internacionalización y los avances tecnológicos, como lo demuestra la trayectoria de la compañía y la importante y rentable expansión que ha experimentado en todos los mercados en los que opera, aunque para ello ha tenido que realizar algunos ajustes para disminuir la plantilla y, así, han sido varios los ERE que ha puesto en marcha, estando el último, que afecta a 6.500 empleados, aún abierto.

Los números marcan el camino
Pero no todo es un camino de rosas y, si bien, los mercados emergentes siguen aportando una parte muy importante al crecimiento, en los desarrollados se ha alcanzado un grado tal de saturación y una competencia en servicios y precios que hace que vayan perdiendo peso frente al total. Las últimas informaciones que se han hecho públicas de la compañía apuntan a que su facturación crece no en mercados como el español, sino gracias a Latinoamérica, sobre todo en Brasil, que lidera la expansión y actúa como motor fundamental de la región, contando con unos 80 millones de accesos de clientes finales.
Si nos atenemos a los últimos resultados publicados, Telefónica ha obtenido unos ingresos de 30.886 millones de euros en el primer semestre de 2011, un 6,3% más que en el mismo periodo de 2010. En éstos destaca que Telefónica Latinoamérica se mantiene como motor de crecimiento y mayor contribuidor a los ingresos consolidados, representando un 46% de las ventas de la compañía (Europa supone el 25% y España el 29% restante). El notable aumento de los ingresos de Telefónica Latinoamérica (+18,4% interanual) y las mayores ventas de Telefónica Europa (+2,2% interanual), compensan la menor contribución de Telefónica España (-6,1% interanual). Si bien en Latinoamérica la tendencia es a que su peso en el consolidado del grupo se acreciente en los próximos años, el panorama en Europa, como mercado ya consolidado, es más complicado.
La mala situación del mercado español, debida a la crisis económica que atraviesa el país, no sólo afecta a Telefónica, sino también a sus principales rivales, y, así, la caída de beneficios de Vodafone en su FY10/11 (cerrado a 31 de marzo) ha sido del 7,8%. Este descenso en los ingresos y beneficios podría haber sido mucho más elevado si no fuese porque el aumento de los ingresos de datos ha compensado en gran parte la caída en los ingresos por voz, aunque no ha sido suficiente para neutralizarlos. De hecho, los ingresos de datos móviles se consolidan como palanca fundamental de crecimiento en todas las regiones y han registrado un fuerte aumento (+18,5% interanual), apoyados en la rápida expansión de la banda ancha móvil (UMTS, HSPA+ y, muy pronto, LTE utilizando las nuevas bandas de frecuencia que ha obtenido en la reciente subasta de espectro y en el refarming de las existentes), que ya supone más del 13% de los accesos móviles de la Compañía.
En cuanto a la rentabilidad de estos mercados, del análisis de los resultados semestrales se desprende que el OIBDA en el primer semestre se ha situado en 11.304 millones de euros (+3,7% interanual), aportando Telefónica Latinoamérica (crecimiento del 16,6% interanual) y Telefónica Europa (+1,2%) el 64% del OIBDA consolidado, y destaca la contención de costes en España, que se traduce en una evolución negativa en el semestre (-10,6% interanual). El resultado operativo de Telefónica España ha sido de 2.862 millones de euros (-15,5 interanual), Telefónica Latinoamérica 2.873 (+10,5) y Telefónica Europa 582 (+8,9). Telefónica España y Telefónica Latinoamérica están al mismo nivel, pero la diferencia radica en que mientras en España cae a un fuerte ritmo, en Latinoamérica crece, con lo cual a corto-medio plazo, lo superará con creces, dado el amplio potencial que aún tiene.
La regulación está afectando muy negativamente a los ingresos por voz y SMS, ya que los reguladores, con la introducción de la competencia, fuerzan a la continua bajada de precios, tanto en llamadas locales como en roaming, además de que el consumo de minutos se encuentra estancado, pues si bien el número de usuarios aumenta, con el uso masivo de smartphones y las aplicaciones que corren sobre ellos, no siempre se necesita la voz para la comunicación. Así, la apuesta de Telefónica, según comentarios de su presidente César Alierta, pasa por monetizar el desarrollo de la banda ancha móvil, con esquemas de tarifas segmentadas adaptados a los diferentes patrones de consumo de sus clientes y unas redes en las que seguir invirtiendo para absorber la fuerte expansión del tráfico. Pero también, el presidente de Telefónica ha optado por el cambio interno en el seno de la primera multinacional española para responder a los nuevos retos del momento y, a primeros de septiembre, ha puesto en marcha una reestructuración profunda que le permita ajustar costes, simplificar la organización a escala global, agilizar la toma de decisiones y, sobre todo, abrirse a las nuevas oportunidades de generar mayor valor añadido al negocio telefónico que ofrecen los nuevos avances en el mundo digital de los contenidos y las redes sociales.

Telefónica Digital
De la importancia que tienen los datos da prueba el anuncio que ha hecho Telefónica de que se centrará en el negocio de Internet. La nueva unidad de negocio, denominada Telefónica Digital, que se dirigirá desde su sede central en Londres, con sedes regionales en Madrid, São Paulo y Silicon Valley, tiene la misión de afianzar la posición de Telefónica en Internet y de acelerar la innovación. Para ello contará con 2.500 profesionales altamente preparados, que deberán desarrollar globalmente, entre otros, los negocios en la red de vídeo y entretenimiento, publicidad, salud, cloud computing, M2M, servicios financieros etcétera. Inicialmente englobará, por ejemplo, la red social Tuenti, la competidora de Skype, Jajah, y la incubadora de proyectos y plataforma de innovación Wayra.

Pero los cambios anunciados en la reciente reestructuración –la más importante de los últimos 10 años según Telefónica– no solo afectan a los “negocios digitales”, sino también a la propia estructura de la compañía, para adaptarse mejor a las nuevas circunstancias del mercado. Si, recientemente, abogaba por la descentralización de la empresa a nivel nacional como medida para tratar de paliar los malos datos que venía obteniendo por la constante huida de usuarios hacia operadores más económicos o eficaces gracias a la portabilidad (Jazztel, ONO, Yoigo y los MVNO), ahora el Consejo de Administración ha decidido que el grupo va a quedar reestructurado en dos grandes unidades geográficas: Europa y Latinoamérica.
Así, la última baza jugada por Telefónica ha sido la reestructuración de su organigrama con el objetivo de consolidar a la operadora como una compañía global, líder en el entorno digital. La desaparición de España como unidad de negocio principal, para integrarse en Europa, que junto a Latinoamérica son las divisiones geográficas claves, es un movimiento histórico para una empresa que ha tenido su sede, desde su creación en 1924, en la Gran Vía madrileña. Con la integración de España en Europa se da más importancia a Latinoamérica y a su expansión en ese subcontinente. Con esto último, además, deja sin argumentos a la agencia S&P que rebajó su rating en agosto desde ‘A-‘ hasta ‘BBB+’ con perspectiva estable como consecuencia de los desafíos a los que se enfrenta Telefónica en el mercado español. En cualquier caso, la creación de estas dos divisiones no deja de estar vinculada a su negocio clásico, y todavía (y por mucho tiempo) el principal, el de la telefonía fija y móvil (incluida la banda ancha). La novedad es la creación de Telefónica Digital, como se ha comentado, que va a agrupar todas las actividades relacionadas con Internet y las nuevas tecnologías. A ella se dirigirán las secciones con más futuro dentro de la compañía como prestadora de servicios de valor añadido y aplicaciones verticales, es decir las actividades más cercanas a los servicios de Internet, más allá de los servicios puros de conectividad fija y móvil que quedan en las unidades geográficas.

La creación de esta nueva unidad por parte de Telefónica no es por casualidad, sino que responde a la necesidad de hacer frente a los nuevos comportamientos sociales y a los agentes que han irrumpido en el mercado y que, en cierta medida, compiten con ella, como es el caso Google, Yahoo, Apple, etcétera, que con sus innovadores modelos de negocio están consiguiendo atraer a muchos clientes y una importante cuota de ingresos. En la industria de las telecos ciertas aplicaciones: Facebook, Angry Birds, Tuenti, What’sApp, etcétera están adquiriendo un gran peso e influencia, debido a la cada vez más creciente implantación de dispositivos inteligentes como las tabletas y los smartphones, y los operadores –Telefónica entre ellos– no quieren quedarse al margen de este negocio, aunque, por otra parte, la proliferación de aplicaciones genera un tráfico excesivo en las redes, que puede llegar incluso a congestionarlas, razón por la que los propios operadores tratan de involucrar a las otras empresas para que asuman una parte del conste que supone la renovación de las mismas, una polémica abierta y difícil de resolver, que crea un gran debate, el de la neutralidad de la red.
Las operadoras de telecomunicaciones creen que su papel en el mundo de Internet será cada vez mayor. No sólo son las que ponen el dinero para construir las nuevas infraestructuras, necesarias para absorber el incremento exponencial de la demanda de datos, sino que han visto que ellas también pueden hacer dinero con las redes sociales o las aplicaciones de los smartphones. Entre ellas, Telefónica es una pionera y la creación de esta nueva área de negocio lo corrobora. Hasta el momento, ninguna otra empresa del sector en Europa se había decidido a dar un paso similar, quizás con alguna pequeña excepción, como fue el caso de BT, que hace dos años también se dio cuenta de que la innovación y los recursos globales pueden ser gestionados de forma central para su distribución en el conjunto del grupo. Otras grandes operadoras europeas, como Deutsche Telekom o France Telecom, mantienen un modelo de negocio por áreas geográficas y servicios a grandes clientes.
Para ver el impacto que esta reestructuración tendrá en el mercado habrá que esperar algún tiempo y algunos analistas señalan que aún no tendrá ningún impacto en su cotización porque, fundamentalmente, se mantiene al mismo equipo gestor en diferentes cargos y la nueva división digital aún tardará algún tiempo en dar resultados, aunque es una apuesta clara, ya que el negocio futuro pasa por los contenidos y aplicaciones, siendo el “ancho de banda” como tal una comodity, por lo que los operadores tienden a adoptar el concepto de smart pipe que aporta un mayor valor añadido a su red. Lo que no cabe duda es que la anticipación es una buena medida de cara a estar preparada para los nuevos retos: no es sólo una cuestión de realizar más u mejores negocios en el futuro, sino de supervivencia, ya que a las empresas que les pillen con el paso cambiado, sufrirán las consecuencias.
Hoy por hoy la asignatura pendiente de Telefónica sigue siendo Atento. El 10 de junio Telefónica decidió suspender la oferta pública de venta (OPV) del 51% del capital de su filial de contact-center. La razón fue la escasa demanda recibida, por la que no se pudo completar esta OPV, muy relacionada con la debilidad de los mercados y si éstos mejoran, es muy probable que se replantee la salida a bolsa.
Por otra parte, Telefónica podría verse favorecida si la venta de T-Mobile por parte de Deutsche Telekom a AT&T no se materializa, ya que la operadora española compite con la germana en Alemania y Reino Unido. Si DT no logra colocar su filial y obtener liquidez, su efectivo quedaría debilitado. T-Mobile es un pozo sin fondo y una preocupación constante para la operadora alemana, que no podría competir con inversiones ni con aumento de dividendo frente a Telefónica. Ahora bien, Telefónica también tiene que hacer frente a la fuerte competencia del resto de operadores bajando precios, lo que redunda en un menor margen, y al pago de las licencias de 4G a las que opta en varios países, entre ellos España, lo que le puede restar cierta capacidad inversora para renovar y actualizar sus redes de cara a que éstas puedan soportar todo el tráfico que se prevé con las nuevas aplicaciones.
En resumen, esta renovación puede no sólo ayudar al grupo a generar nuevos ingresos entrando en negocios en los que hasta ahora no tenía una presencia suficiente, sino, también, a reducir los costes mediante la centralización de la contratación y el desarrollo de nuevas ofertas, algo similar a lo hecho por BT. Asimismo, la gestión de las divisiones operativas según líneas continentales (Europa y América) podría ofrecer también un mayor margen para la eficiencia operativa.

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Redacción RedesTelecom

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