Soluciones IoT sin calidad, un riesgo para el negocio

Publicado el 01 Abr 2016

Cecilia Lie, MarCom Manager de Blue Telecom Consulting

El analista IDC afirma que el mercado global de Internet de las Cosas (IoT) pasará de 655.000 millones de dólares en 2014 a 1,7 billones de dólares en 2020. Igualmente, compañías como Cisco y Ericsson estiman que el número de dispositivos conectados se incrementará hasta alcanzar los 50.000 millones durante el mismo periodo.

Ante este panorama, resulta lógico pensar que las organizaciones de todos los sectores de actividad se estén planteando cómo transformar sus procesos de negocio y buscar las mejores vías que les permitan aprovechar las oportunidades que proporciona IoT.

Esta realidad supone aceptar una transformación radical tanto en la concepción como en el desarrollo de los negocios, ya que ahora, con independencia de su objeto, todos tendrán como base fundamental un componente tecnológico. Este hecho no es trivial. Significa que el canal principal a través del que se entregará un producto o un servicio, o a través del cual se proporcionará soporte o mantenimiento, será una red de telecomunicaciones. Si esta red falla, sencillamente, no habrá negocio.

Estamos muy acostumbrados a pensar que las telecomunicaciones son un servicio universal y etéreo. Nada más lejos de la realidad. Las telecomunicaciones son servicios que dependen de equipamientos tan físicos como pueden ser un cable o una antena. Así, no todos los operadores cuentan con el mismo equipamiento y las mismas capacidades para ofrecer una calidad de servicio similar en zonas geográficas diferentes.

En la era digital, de nada valdrá que el servicio diseñado por una empresa sea muy innovador y ofrecido a un precio muy competitivo. Si no se presta con una calidad suficiente, es decir, si el cliente no puede disponer de él en el momento y en el lugar que lo necesite y a través del dispositivo que desee, difícilmente se podrá alcanzar el éxito.

Por ello, resulta imprescindible que una organización, a la hora de firmar un contrato con un operador IoT, pueda tener datos objetivos que le garanticen que su servicio se va a prestar correctamente a través de la red de ese operador. Igualmente, cuando un operador de telecomunicaciones firme un contrato con otro para que le preste servicios de roaming en zonas en las que no dispone de red propia, debería asegurar que la conectividad ofrecida por el segundo operador mantiene la calidad especificada.

Hasta el momento, la mayoría de los operadores basaban sus controles de calidad en una monitorización pasiva del tráfico de sus propias redes y con poca transparencia hacía los clientes. Desde hace un tiempo, sin embargo, existen soluciones de monitorización activa, mucho más completas y que se pueden aplicar a la red de cualquier operador sin la intervención ni el permiso de éste, ya que son soluciones no intrusivas. Los resultados, por tanto, son totalmente imparciales.

Más concretamente, los sistemas de monitorización activa permiten el control de un amplio conjunto de indicadores sobre el rendimiento de redes IoT en tiempo real, midiendo de forma independiente la calidad del servicio prestado por la red de cualquier operador. Eso permite que las organizaciones puedan comparar la calidad de servicio de distintos operadores antes de firmar un acuerdo, y una vez seleccionado el mejor operador, supervisar la calidad del servicio real prestado.

Cada empresa presenta diferentes necesidades y, por ello, debe controlar los parámetros que resulten necesarios y útiles para su actividad concreta. Eso le permitirá mantener una calidad óptima e identificar áreas de mejora en cualquiera de sus procesos.

Los operadores que ofrecen conectividad IoT, por su parte, podrán realizar esa monitorización activa como un complemento a sus sistemas internos y como evidencia de la calidad prestada a cualquiera de sus clientes. Además, este tipo de control servirá también para analizar el funcionamiento y calidad de sus socios de roaming. Solo así se puede asegurar el servicio de conectividad IoT de extremo a extremo, algo fundamental para la entrega de servicios basados en IoT en un mundo globalizado.

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Cecilia Lie

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