Ono, cuya salida a Bolsa estaba prevista para el pasado mes de octubre, decidió finalmente paralizar dicha acción por temor a la inestabilidad que reina en el mercado de valores tecnológicos. Tal y como explicó Eugenio Gabaldón, presidente de la compañía, nuestro objetivo no es coger dinero para sobrevivir, sino que los clientes y accionistas estuvieran contentos tras la colocación.
La operadora había anunciado uan oferta del 21, 74 por ciento de su capital y esperaba recaudar unos 65.000 millones de pesetas (380,6 millones de euros), destinados a aumentar las redes locales y al desarrollo de infraestructuras para su negocio en Internet.
Hasta el momento de la anulación de la OPS, Ono había registrado una demanda de acciones por parte de minoristas equivalente a 100.000 millones de pesetas (601 millones de euros).
