A medida que continúa el despliegue de la tecnología 5G en todo el mundo y la conectividad se convierte en la base de las economías modernas, las organizaciones tienen grandes expectativas en cuanto a la fiabilidad y adaptabilidad de las redes. Los apagones a gran escala que se produjeron en España, Portugal y Francia en abril de este año pusieron de manifiesto la urgente realidad de que incluso las infraestructuras de telecomunicaciones más avanzadas siguen siendo vulnerables si no se cuenta con sistemas más inteligentes y autónomos.
Estos incidentes fueron pruebas de estrés en el mundo real, que pusieron de manifiesto las debilidades de los protocolos de recuperación manuales y resaltaron las deficiencias en la preparación del sector ante interrupciones inesperadas. Cada vez está más claro que la resiliencia ya no puede depender únicamente de la energía de respaldo y la ingeniería reactiva. Por lo tanto, el cambio a redes autónomas, en las que los sistemas pueden detectar, pensar y actuar de forma independiente, se está convirtiendo rápidamente en un requisito.
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De la resiliencia operativa reactiva a la predictiva
Las redes autónomas representan una evolución fundamental en el funcionamiento de los proveedores de servicios de comunicaciones (CSP). La automatización tradicional de las redes sigue reglas predefinidas y requiere una supervisión humana significativa. Por el contrario, las redes autónomas utilizan la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y los datos en tiempo real para tomar decisiones contextuales, optimizarse por sí mismas y recuperarse de los fallos con una intervención humana mínima.
Como resultado, los CSP obtienen dos ventajas importantes: el mantenimiento predictivo y la orquestación basada en la intención. Los modelos predictivos pueden anticipar fallos de hardware o la degradación del rendimiento basándose en patrones de uso y datos ambientales, lo que permite realizar correcciones proactivas. Por su parte, la orquestación basada en la intención permite a los CSP definir los resultados del servicio, como los umbrales de latencia o los objetivos de optimización de la energía, mientras que la red determina cómo alcanzarlos en múltiples dominios.
Actualmente, el 66% de los CSP de todo el mundo están aplicando una estrategia gradual para la evolución autónoma de las redes, mientras que el 34% está impulsando iniciativas transformadoras destinadas a redefinir por completo la forma en que se gestionan las redes. Aunque pocos operadores han alcanzado aún el nivel 4 de autonomía, en el que las redes pueden autogestionarse a lo largo de todo su ciclo de vida, muchos están avanzando rápidamente en esa dirección, con el objetivo de alcanzar ese hito en 2030.
Aunque pocos operadores han alcanzado aún el nivel 4 de autonomía, en el que las redes pueden autogestionarse a lo largo de todo su ciclo de vida, muchos están avanzando rápidamente en esa dirección, con el objetivo de alcanzar ese hito en 2030
Proceso en toda Europa
Mi función en la junta directiva del TM Forum, como parte de la “Autonomous Networks Mission Board”, me permite supervisar de cerca las capacidades autónomas en todo el mundo a través de la participación del comité y sus miembros. Es interesante observar las diferencias en la estrategia de cada región, que reflejan la madurez de la infraestructura, el entorno normativo y las prioridades operativas.
Por ejemplo, en la región de Asia-Pacífico, el fuerte respaldo político y los mercados que dan prioridad a los dispositivos móviles están impulsando a los CSP hacia una automatización avanzada, y muchos de ellos están alcanzando el nivel 3 de autonomía en ámbitos clave, como la red de acceso radio y el núcleo de red, para habilitar servicios monetizables como el “network slicing”. Por el contrario, CALA está sentando las bases, centrándose en la observabilidad y la integración gradual para modernizar los sistemas heredados.
En Oriente Medio, las estrategias digitales descendentes están impulsando la rápida adopción de la automatización para ampliar los nuevos servicios y reforzar la resiliencia, mientras que África, aunque se encuentra en una fase más temprana de su trayectoria, está dando prioridad a la detección de fallos y la optimización energética para apoyar la expansión de la conectividad.
Los complejos ecosistemas de proveedores y las estrictas normas de protección de datos de Europa fomentan un enfoque reflexivo y mesurado de la innovación
Los complejos ecosistemas de proveedores y las estrictas normas de protección de datos de Europa fomentan un enfoque reflexivo y mesurado de la innovación. La mayoría de los CSP están avanzando mediante mejoras específicas en la eficiencia operativa y la sostenibilidad, con un fuerte enfoque en la gestión de fallos, la prestación de servicios y la garantía de calidad. A medida que el sector sigue evolucionando, la reducción de las brechas de competencias abrirá aún más oportunidades para la transformación.
España se encuentra en una posición privilegiada para liderar esta transición. Los operadores del país son considerados pioneros en innovación, y su infraestructura 5G ya está madura y ampliamente implantada. La sólida respuesta del país al apagón de abril demostró tanto su preparación técnica como su disciplina operativa. Sin embargo, como reveló la crisis energética, incluso las redes bien preparadas se ven limitadas por los procesos manuales y los sistemas de respaldo finitos.
España se encuentra en una posición privilegiada para liderar esta transición
Para los CSP españoles, el camino continúa basándose en esa base mediante la incorporación de la automatización inteligente en la estructura de sus operaciones. Esto no solo mejorará la resiliencia, sino que también abrirá nuevas oportunidades de monetización, sostenibilidad y agilidad de los servicios.
El camino hacia las operaciones sin intervención
Lograr redes totalmente autónomas y sin intervención no sucederá de la noche a la mañana y requerirá un cambio arquitectónico y cultural, así como una inversión continua. Según el modelo de madurez AN del TM Forum, sólo el 4% de los CSP informan actualmente de capacidades de nivel 4 en cualquier ámbito. Sin embargo, más del 20% espera alcanzar ese hito para 2026, y la mayoría se ha fijado como objetivo a corto plazo la autonomía de nivel 3, caracterizada por operaciones asistidas por IA.
Lograr redes totalmente autónomas y sin intervención no sucederá de la noche a la mañana y requerirá un cambio arquitectónico y cultural, así como una inversión continua
Para los CSP que desean implementar esto, la hoja de ruta hacia la autonomía suele comenzar con ámbitos de gran impacto, tales como:
- Red de acceso móvil, debido a su alto coste operativo y complejidad.
- Coordinación del núcleo de red central, especialmente a medida que se amplían las capacidades autónomas de 5G.
- Transporte IP y red troncal, donde la automatización puede superponerse a los protocolos de enrutamiento existentes.
A partir de ahí, los CSP se centran cada vez más en integrar los datos operativos con las métricas de la experiencia del cliente. Miden el impacto no sólo en el tiempo de inactividad, sino también en la calidad del servicio, el tiempo de resolución de las quejas y la satisfacción del usuario final. Los CSP también están aplicando la automatización incorporándola en los flujos de trabajo de aprovisionamiento, la supervisión de los SLA y la optimización energética.
De hecho, los CSP más avanzados están empezando a utilizar la IA para extraer nuevos patrones de automatización de sus operaciones, lo que acelera la innovación interna. Como resultado, están desbloqueando la garantía de bucle cerrado, el mantenimiento predictivo y la mitigación de amenazas en tiempo real, lo que ayuda a alcanzar niveles avanzados de autonomía en línea con los marcos de nivel 4 y nivel 5 del TM Forum.
Hoy en día, la industria de las telecomunicaciones se encuentra en un doble punto de inflexión. Por un lado, existe una mayor demanda de redes escalables y ágiles que soporten la transformación digital en todos los sectores. Por otro lado, los operadores se enfrentan a costes crecientes, tensiones geopolíticas y una presión cada vez mayor para ofrecer servicios resilientes, incluso ante desastres naturales y crisis energéticas.
Para los CSP españoles, ahora es el momento de construir sobre los cimientos incorporando la automatización inteligente en la estructura de sus operaciones
Las redes autónomas ayudan a satisfacer estas demandas contrapuestas al permitir a los CSP hacer más con menos, mantener la continuidad en situaciones de estrés y generar nuevos ingresos a través de capacidades de red programables. Pero el camino debe adaptarse al contexto y la madurez de cada operador. Para los CSP españoles, ahora es el momento de construir sobre los cimientos incorporando la automatización inteligente en la estructura de sus operaciones. Esto no solo mejorará la resiliencia, sino que, con el apoyo de la IA, también abrirá nuevas oportunidades de monetización, sostenibilidad y agilidad en el servicio.








