KPN ha anunciado que continuará con la reestructuración que inició el año pasado con la que pretende alcanzar un ahorro de costes de 700 millones de euros (116.470 millones de pesetas) a partir de 2003.
La drástica medida de despedir a 4.800 trabajadores no ha sorprendido a nadie. De hecho, estos despidos se suman a los que ya llevó a cabo la compañía a principios de año cuando recortó 2.000 empleos. KPN ha advertido además, que la reestructuración podría afectar a unos 8.000 empleados.
Y es que, la deuda de la operadora holandesa que asciende en la actualidad a 22.300 millones de euros (3,71 billones de pesetas), se ha elevado significativamente desde la adquisición de la operadora alemana de móviles E-Plus y tras la adjudicación de sendas licencias de telefonía móvil de tercera generación en Alemania y Holanda.
Además, KPN ha congelado su plan para sacar a Bolsa la filial de móviles debido al mal entorno económico y ha fracasado recientemente en su proyecto para fusionarse con Belgacom.
Precisamente, esta última ha presentado recientemente, ante los sindicatos belgas, un proyecto para suprimir entre 3.000 y 4.000 empleos como parte de un plan que podría afectar a 7.000 empleados.