Invertir en la Red abre un cisma entre operadores y proveedores

Las redes deben adecuarse para dar respuesta al aumento de tráfico de datos; sin embargo, la actualización de la infraestructura de comunicación está ligada a un aumento de las inversiones que pagan los operadores.

Publicado el 01 May 2011

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El tráfico de datos en las redes móviles no para de crecer, al contrario de lo que sucede con el de voz, que se encuentra estancado. Ello es debido tanto al aumento de nuevos usuarios de datos como a la proliferación de nuevos dispositivos móviles avanzados con capacidad de conexión a la red, como son los smartphones, tablets, laptops, etcétera, a través de los cuales se puede acceder a múltiples aplicaciones y, como consecuencia, se genera una importante cantidad de tráfico, y para que todo esto sea posible sin que lleguen a colapsarse, es necesario adecuar las redes, tanto fijas como móviles, a la demanda creciente, lo que implica acometer nuevas inversiones y, quizás, un cambio en los modelos de negocio que las soportan.

Los grandes operadores europeos, como Deutsche Telekom, Orange, Telecom Italia Telefónica, y Vodafone, se han estado beneficiando de la proliferación de nuevos dispositivos móviles, de las búsquedas de contenidos y descargas en red y del aumento de las redes sociales, pero esta misma explosión de uso ahora les obliga a mejorar sus redes y es por ello que exigen que los grupos que generan contenidos y también se aprovechan en su propio beneficio de las redes desplegadas, como es el caso de Google, contribuyan a la hora de compartir lafactura de las inversiones en infraestructuras. El debate está abierto y habrá que ver como acaba.

Crecimiento e inversión
Según el informe “Cisco Visual Networking Index: Global Mobile Data Traffic Forecast Update, 2010-2015”, (http://bit.ly/dGKg6G) publicado a primeros de febrero, el tráfico de datos global en las redes móviles se multiplicará por 26 en el periodo 2010-2015, como se puede ver en la figura, un incremento sorprendente. Otras conclusiones importantes a destacar del estudio es que el tráfico de vídeo supondrá más del 50 por ciento del total, que la velocidad de conexión móvil se doblará cada año y que en 2015 habrá sobre 7.100 millones de dispositivos conectados, incluyendo los módulos M2M, aproximadamente igual a la población mundial.

Según las estimaciones de otros analistas, el número de accesos móviles crecerá a una media anual del 7,3% entre 2010 y 2014, y se estima que en el mismo periodo la industria de las telecomunicaciones incorporará en todo el mundo más de 2.000 millones de accesos totales, de los que el 85 % serán móviles y nueve de cada diez provendrán de mercados emergentes. Los nuevos terminales móviles inteligentes se convertirán en la herramienta elegida para gestionar el día a día de la “vida digital” de las personas, que están incorporando con intensidad el uso de nuevas aplicaciones y servicios digitales a sus rutinas diarias.

Por su parte, en el reciente Mobile World Congress celebrado en Barcelona, César Alierta, presidente de Telefónica, comentó que “estamos sólo al principio”, ya que con la proliferación de dispositivos avanzados –más accesibles y fáciles de usar– y nuevas aplicaciones y servicios digitales en todos los ámbitos del día a día, se abren enormes oportunidades: “La verdadera explosión del tráfico de datos está llegando ahora y va a seguir creciendo exponencialmente durante los próximos años, impulsada por la demanda de vídeo sobre redes de banda ancha”, algo que está totalmente en línea con lo anterior. Ante este panorama y las oportunidades que presenta, el presidente de Telefónica hizo hincapié, una vez más, en el papel crucial que desempeñan los operadores de telecomunicaciones, que se sitúan en el centro de este escenario como plataforma que permite ofrecer los servicios que se demandan en el nuevo mundo digital con la mayor capacidad y calidad en la conectividad, al tiempo que expuso los principales desafíos que las expectativas de crecimiento futuro implican para el sector en su conjunto.

Esta situación que se acaba de comentar, también se pone de manifiesto en las redes fijas, aunque con menor intensidad, debido a la proliferación de las redes de banda ancha, haciendo uso de tecnologías como ADSL, cable o fibra óptica, que son utilizadas por los usuarios para el acceso a Internet y a las intranets empresariales. En ambos casos, la situación a la que se enfrentan los operadores es a un número de usuarios creciente y a una mayor utilización de los recursos que ofrecen, todo ello en un mercado en el que proliferan las llamadas tarifas más o menos planas y los precios tienden a estar controlados e incluso a bajar, debido tanto a las presiones de los competidores como a la acción de los reguladores que, en aras a un beneficio para el consumidor, fuerzan a una disminución de precios mayoristas, algo que no siempre se ve reflejado en los precios –minoristas– que los consumidores finales pagan por los servicios a los que tienen acceso.

Ante esta perspectiva de fuerte crecimiento, es evidente que las redes actuales han de sufrir una continua adaptación para no verse colapsadas y poder seguir ofreciendo la calidad de servicio que los usuarios demandan, sobre todos algunos (un 10% de los usuarios generan un 60% del tráfico). Para ello, es necesaria una buena planificación que se adelante a situaciones de riesgo e imponga medidas antes de que una situación límite llegue a ocurrir o, en caso de que ello suceda, que plantee medidas de corrección de forma inmediata, pero para todo ello re requieren ingentes inversiones en la red, como es evidente, que de alguna manera han de estar justificadas por el retorno de la inversión (ROI) que se pueda producir a medio-largo plazo. En este sentido, el desarrollo de las redes de nueva generación (NGN) y la mejora de las ya existentes haciendo uso de las tecnologías ya disponibles, son la clave para garantizar los crecimientos futuros de la industria, pero para atender el crecimiento esperado del tráfico móvil será necesario, no sólo multiplicar por más de diez el número y la actual capacidad de los nodos móviles, sino impulsar y fortalecer las redes fijas.

De acuerdo con las estimaciones existentes, los operadores de telecomunicaciones invertirán en las redes fijas y móviles europeas más de 90.000 millones de euros (65.000 se destinarían a redes móviles y los restantes 26.000 a desplegar fibra óptica) entre 2010 y 2014. Sin embargo, esa cantidad podría no ser suficiente para dar respuesta al aumento del tráfico y podrían llegar a ser necesarias inversiones adicionales de otros 150.000 millones de euros.

Posible acuerdo
El peso de la inversión, hasta ahora, recae en los operadores dueños de las redes pero éstos se quejan de que a cambio solo recaudan el precio por conexión del usuario, mientras que otros proveedores, como los de contenidos (Apple, Google, Microsoft, Skype, Yahoo, YouTube…), se benefician de los anunciantes, etcétera y no invierten en el despliegue y mantenimiento de las infraestructuras (si lo hacen, por el contrario, en servidores y para que las plataformas sean abiertas y pueda dar cada vez más capacidad, en especial para ofrecer vídeo). Pero Google, YouTube podrían decir lo mismo: los operadores se benefician de su negocio sin pagarle un euro, ya que, sin contenidos ni servicios ¿quien querría Internet? Así que Google o YouTube también podrían exigir un pago por disponer de sus servicios para los clientes de Telefónica o de cualquier otro operador.

Este es un debate que lleva cierto tiempo sobre la mesa, tiene como es lógico sus defensores –los operadores– y sus detractores –los proveedores de contenidos– que defienden que sin los contenidos generados por ellos las redes de los operadores serían prácticamente inútiles y no tendrían demanda alguna, y si bien las posturas mantenidas en un principio por ambos grupos han sido muy contrarias, ahora pudiera darse cierto grado de acercamiento, bien sea por estar de acuerdo o por necesidad de sobrevivir en un mundo tan competitivo, pero la situación no está clara y distintos expertos discrepan sobre si los operadores pueden cobrar a Google y empresas similares por utilizar sus infraestructuras, a lo que se viene a sumar el debate sobre la neutralidad de la red y las ventajas e inconvenientes del pago por contenidos específicos y no por el uso general de Internet como hasta ahora, que también viene a introducir un factor de complicación en una hipotética negociación.

En resumen, el crecimiento de Internet ha dado origen a dos modelos de negocio distintos: el de los que administran contenidos e innovan, y el de los operadores, cuya red utilizan aquellos. Eso genera un conflicto básico, porque los operadores han de invertir en infraestructura y los beneficiarios de esta mejora son los primeros, un problema que no se sabe aún como resolver.

Ante esta situación cabe plantearse varias opciones o salidas posibles:
– Cada uno siga invirtiendo en lo suyo como hasta ahora, lo cual no viene a solucionar el problema, y más pronto o más tarde acabaría estallando
– Los proveedores de contenidos paguen parte de la inversión en infraestructura (es cuestión de buena voluntad)
– Los operadores se lleven parte de los beneficios generados (además del precio por conexión)
– Los organismos reguladores tengan la última palabra (esta opción no parece interesarle ni a los operadores ni a los proveedores de contenido)

De estas cuatro opciones, las más razonables parecen ser las dos intermedias, o bien una combinación de ambas, por lo que no sería improbable que a medio-largo plazo se llegase a un acuerdo, aunque ello entraña sus dificultades, como se puede comprobar por el hecho de que en el MWC 2011 mientras que el presidente de Telefónica César Alierta pidió la colaboración de los gigantes de Internet para la financiación de las redes por el uso intensivo que hacen de ellas, ya que son los que hacen grandes negocios gracias a la red, su homólogo en Google, Eric Schmidt, declinó que su empresa fuese a participar en las inversiones que son necesarias en la redes de fibra para dar servicios a una industria cada vez más necesitada de ancho de banda. Según él, el mayor ámbito de expansión en los próximos años está en la banda ancha móvil, y es aquí donde los organismos públicos son los que han de arrimar el hombro y facilitar las cosas, abriendo para las comunicaciones de datos más espectro radioeléctrico y reutilizando el que está asignado para otros fines pero en desuso. Para Schmidt, la clave no radica sólo en aumentar el ancho de banda, sino en “trabajar en red y contar con las soluciones necesarias para ello y que las mismas se puedan operar ‘desde la nube'”, es decir sin una referencia física fuera de Internet. Por ello, ha destacado que Internet no sólo son redes, y ha destacado que el móvil no es una plataforma, sino un ecosistema, en el que las empresas de Internet jugarían un papel y los operadores de telefonía otro. El debate se plantea complicado y a largo plazo, pero hay que tener en cuenta que Google contempla a Telefónica y, también, a Vodafone como interlocutores europeos de la máxima importancia, porque son operadores globales a los que encuentra en muchos países, así que lo más probable es que al final lleguen a algún tipo de acuerdo.

Cambio de modelo de negocio
Si bien los proveedores de contenidos hacen negocio utilizando las redes que otros –lo operadores– han montado, también es cierto que esas redes no hubiesen alcanzado su grado de utilización actual y, consecuentemente, el número de usuarios que se conectan y pagan por ello, si no hubiese contenidos atractivos a los que acceder, por lo que puede parecer razonable que, tanto unos como otros, contribuyan a seguir desarrollando las redes actuales e impulsando su uso y aplicaciones, lo que en definitiva redundaría en un beneficio para todos los usuarios, que podrían ver como el pago que hacen por las redes incluso bajan, al estar compartido por otros. El problema es cambiar el modelo de negocio actual.

A este respecto, diversos operadores (AT&T, Telefónica, Vodafone, China Mobile, América Móvil, Telecom Italia, que suman un total de 2.000 millones de usuarios) abogan por nuevos modelos de negocio –donde la cooperación entre los distintos agentes de la industria es esencial y es necesario estrechar lazos con proveedores de contenidos– para garantizar el crecimiento, la sostenibilidad y el buen funcionamiento del ecosistema global de Internet, que requiere el nuevo mundo y la nueva economía digital. Además, éstos también consideran imprescindible que las autoridades de regulación, tanto europeas como nacionales, favorezcan un mayor equilibrio para impulsar la inversión, eficiencia en el tráfico y el desarrollo de nuevos servicios. Por otra parte, algunos operadores censuran que desde Bruselas solamente se piense en los operadores para recortar las tarifas de interconexión que se cobran las compañías unas a otras, con lo que se reducen sus ingresos.

En definitiva, con la esperada explosión del tráfico de datos en movilidad –en dos años los smartphones superarán a los PC en número pero también en soluciones–, la industria tiene un enorme futuro por delante, que requiere dar respuesta a un desafío conjunto de la misma magnitud: encontrar el equilibrio adecuado para asegurar el desarrollo de todas las oportunidades del nuevo mundo digital, pero garantizando un círculo “virtuoso” de crecimiento. Con este reto sobre la mesa, los operadores pueden ver el futuro con optimismo, más si se llegase a lograr una estrategia de cooperación con el resto de los agentes de la industria (proveedores de aplicaciones y contenidos) para capturar todas las oportunidades que ofrece el nuevo mundo digital y que, además, podría suponer una rebaja en el precio de las conexiones de cara a los usuarios.

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Redacción RedesTelecom

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