Antonio Cantón, afronta la difícil prueba del UMTS

Publicado el 12 Nov 2001

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Hasta ahora Antonio Cantón había tenido la gran suerte profesional de estar en el mejor sector de la economía española y en el mejor momento. Porque ha sido durante estos últimos años cuando se ha vivido la transformación de pasar de una estructura de monopolio, como era el caso de Telefónica, a un sector más dinámico de la economía.

La vida profesional de Antonio Cantón tiene dos etapas claramente diferenciadas. La primera, que dura casi 20 años, termina en 1997 cuando abandonó Telefónica. La segunda, le ha llevado a dirigir algunas de las compañías de telecomunicaciones más importantes de España o a responsabilizarse del sector estratégico de esas firmas.

Empezó a trabajar en Telefónica bastante joven, como becario. Sus primeros trabajos allí fueron como ingeniero puro y duro como a él le gusta recordar. Primero estuvo integrado en el área de Planificación para, más tarde, incorporarse a la Financiera, donde permaneció cinco años. Después pasó al grupo de empresas de la compañía. Durante sus últimos cinco o seis años en la operadora perteneció al área Comercial como subdirector general.

Fue en 1997 cuando dejó Telefónica y se incorporó a Telecom Italia para responsabilizarse del llamado Proyecto España. Pocos meses después, con la puesta en marcha de Retevisión y la llegada de Juan Villalonga a Telefónica, Cantón rompió sus lazos con el ex-monopolio y fichó por la competencia, que le nombró director del Negocio de Telecomunicaciones, haciéndose cargo del diseño, la implantación y la puesta en marcha del área de red fija. Entre los años 1997 y 1998 desarrolla su labor profesional en Retevisión como director de la unidad de negocio de Telecomunicaciones de Red Fija, que logró incorporar más de 1 millón de clientes y 1,5 millones de líneas durante el primer año.

Sin embargo, y una vez que se produjo la total liberalización de las telecomunicaciones, Antonio Cantón decidió cambiar de nuevo de compañía. Fichó por Jazztel donde actuó como número tres. Allí estuvo desde febrero de 1998 hasta octubre de 2000, ocupando el cargo de consejero-director general de Jazztel y responsabilizándose de su lanzamiento como marca comercial (1074, servicio de telefonía fija); el lanzamiento de Jazzfree (servicio de Internet para usuarios residenciales); Jazznet (servicio de Internet para empresas) y Ya.com (portal de Internet).

Una temporada allí y de repente se le plantea otro reto profesional entrar en Xfera para competir con Telefónica, Airtel (ahora Vodafone) y Amena en la telefonía de tercera generación.

Cantón abandonó Jazztel, a pesar de ser el segundo accionista individual más importante de la compañía, por detrás de Martín Varsavsky, presidente de la firma, rechazando la oferta del directivo de Jazztel, del 2,5 por ciento del capital de la empresa.

Y es que, la oferta de Xfera fue mucho más generosa. La operadora ofreció a Cantón más de 1.000 millones de pesetas (6 millones de euros) al año, y el 0,5 por ciento de su capital. Un caramelo imposible de rechazar.
Antonio Cantón es conocido a nivel de la calle por su participación en el espectacular lanzamiento de Jazztel, a través de los medios de comunicación, principalmente la televisión. Fue una decisión difícil-recuerda Cantón-aunque con un punto de osadía. Desde el punto de vista del negocio se necesitaba conseguir un fuerte impacto, comunicar de forma directa y clara con la sociedad y contando con un presupuesto bastante ajustado. Se pretendían mostrar los grandes atributos de Jazztel, que se basaban, principalmente, en contar con un buen conjunto de profesionales dispuestos a romper las reglas del juego trasladando al mercado los beneficios de las nuevas soluciones que ofrecía la tecnología, y todo ello con precios muy competitivos.

En ese momento llegó la apuesta de una agencia de comunicación, que buscaba una publicidad comparada y un testimonio impactante. La idea era que los propios gestores de la compañía transmitiésemos confianza y compromiso a través de los medios. Desde luego no se puede negar que fue todo un éxito desde el punto de vista empresarial. Sin embargo, desde el punto de vista personal la cosa no fue tan bien como pudiera parecer, ya que la nueva situación resultó algo complicada e incómoda para un hombre habituado al anonimato Tuve que acostumbrarme a que me reconocieran en la calle, a la pérdida de privacidad a la que no estás acostumbrado.

Su contratación como consejero delegado de Xfera no fue sencilla. Hicieron falta varios meses de discusiones entre los propietarios de la compañía para dar con la persona adecuada. Al aceptar el cargo, Cantón renunciaba a la dirección general de Jazztel, una operadora que había dado importantes muestras de innovación en los últimos años.

Desde el principio, el hoy consejero delegado de Xfera, fue uno de los candidatos favoritos para ocupar ese cargo. Sin embargo, las negociaciones fueron duras hasta el punto de que en un primer momento rechazó la oferta. A esto se añadieron los conflictos internos entre los diferentes accionistas de la futura operadora móvil, principalmente con el accionista mayoritario, Vivendi, que pretendía colocar en ese puesto a un profesional de origen francés. Una vez consensuado el nombre y alcanzado un acuerdo con Cantón, Xfera contaba con un ejecutivo de primer orden y con la experiencia de haber participado en el lanzamiento de dos compañías de telecomunicaciones Retevisión y Jazztel.

Una de las diferencias esenciales entre Xfera y las otras tres operadoras que van a competir en el mercado de UMTS es la composición accionarial. Mientras que Telefónica Móviles, Vodafone y Amena tienen una composición de accionistas más o menos compacta, en el caso de Xfera está muy repartida, lo que significa que ningún grupo puede, por sí solo, dictar la estrategia de la compañía. Es más, los poderes están muy claramente divididos en dos bloques más o menos diferenciados que agrupan a empresas competidoras en otros campos de la economía.

Las dos empresas que sobresalen sobre el resto compiten ferozmente en el mercado de la construcción. Se trata de ACS, empresa que preside Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, y FCC, propiedad de Esther Koplowitz, que se apoya en el imperio de telecomunicaciones y medios de comunicación de Vivendi, su socio francés.

La verdad es que desde que se gestó, el consorcio se ha mantenido un difícil equilibrio de poderes entre Vivendi, que ha hecho valer sus más de diez millones de clientes de telefonía móvil; y ACS que aporta el conocimiento del sector en el terreno, a través de su filial Cobra.

Son socios que han discrepado en diferentes ocasiones. Estas diferencias de criterio se han hecho más patentes a medida que el retraso del proyecto de UMTS se hacía realidad y, especialmente, cuando se firmo el acuerdo de alquiler de red de Vodafone, que permitiría dar servicio sin infraestructura propia.
Parecía que lo tenía todo a su favor y, de repente, el retraso de la telefonía de tercera generación trastocó los planes de Xfera. Fue un duro golpe para las aspiraciones y retos profesionales de Antonio Cantón, quién hace apenas un mes no tenía más remedio que reconocer que el lanzamiento de móviles multimedia no podrá comenzar a ser una realidad hasta finales de 2003 un periodo que se nos presenta como demasiado amplio y lejano como para perfilar un sólido plan de negocios, afirma el directivo.

Los problemas de la operadora le han obligado a tomar drásticas medidas. Una de las primeras ha afectado al empleo. Se despedirá a un buen número de trabajadores y, además, se ha tomado la dolorosa decisión de aplazar el lanzamiento de los servicios que prestará la firma hasta que la tecnología UMTS esté disponible o se produzca un cambio legislativo que permita a Xfera iniciar sus operaciones en GSM de una forma rentable. De esta manera, aunque ya se había firmado un acuerdo con Vodafone para utilizar sus redes GSM, la firma ha decidido renunciar a operar con esa infraestructura o con la de otros operadores.

Las razones del enfado de Xfera tienen un fundamento profundo, porque la firma posee una única licencia de UMTS para explotar el negocio celular.

Esta es la principal razón que diferencia a la compañía de sus otros tres competidores, porque Telefónica Móviles, Vodafone y Amena además de disponer de la licencia de tercera generación, están operando en GSM.

Pero esos problemas, aparentemente coyunturales, no quitan, ni mucho menos la ilusión y confianza que Antonio Cantón tiene en la nueva telefonía. Hablando de UMTS ha señalado en diferentes ocasiones que esta tecnología se utilizará, sobre todo, para mandar y recibir mensajes por correo electrónico, recibir información, navegar y obtener detalles sobre viajes y productos. Toda una gama de posibilidades que deja claro que se trata de un buen negocio, siempre y cuando se pueda abrir la tienda para empezar a despachar esos bienes y servicios.

Antonio Cantón confía plenamente en UMTS. Prueba de ello es que dejó su anterior empresa por un proyecto como el de Xfera, con muchas perspectivas pero que estaba en el aire. Cantón considera que la gran transformación que incorpora UMTS en términos de modelo de negocio se basa, principalmente, en que la utilización temporal de la infraestructura no va a estar ligado a la facturación. Por el contrario, la capacidad de facturación de esa infraestructura y su modelo de negocio va a estar ligado al valor añadido derivado del volumen de información que se transfiera en un momento dado.

Esto viene a significar, según la óptica de Cantón, que llevando la situación al extremo se va a facturar tanto por tiempo como por volumen de información y por valor añadido.

Los directivos de Xfera son conscientes de que los usuarios se van a encontrar con una gran cantidad de nuevos modelos de negocio que ofrecerán servicios a los usuarios finales y cuyo valor vendrá marcado por la información que se reciba. Y eso es precisamente lo que va ha aprovechar esta compañía para lanzarse de lleno al mercado de las telecomunicaciones del siglo XXI.

Todo esto viene a significar que la tercera generación de telefonía móvil nos va a dar la posibilidad de disfrutar de unas comunicaciones que dejarán de ser un simple intercambio de información, permitiendo a empresas e instituciones de todo tipo, tanto públicas como privadas, facturar por el valor incorporado de la información que ofrecen. Esa es sin duda la gran ventaja de UMTS con respecto a la telefonía actual, desde el punto de vista del negocio.

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Redacción RedesTelecom

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