Los resultados económicos del ejercicio fiscal completo de HP han evidenciado una ralentización del progreso de la compañía, pero también han expuesto el fraude contable de Autonomy, la firma que adquirió el año pasado por 11.100 millones de dólares. Este melodrama viene a confirmar que la ansiada estabilización de la compañía tardará en llegar más de lo que se espera Meg Whitman.
Este año, la facturación de HP ha bajado un 5% con respecto a las cifras de 2011 pues ha obtenido unas ventas totales de 120.357 millones de dólares. Exceptuando el negocio de Software, que ha mantenido su evolución con un crecimiento de los ingresos del 21% aportando al grupo 4.060 millones, y HP Servicios Financieros, que ha crecido un 6%, el resto de las divisiones han entrado en declive, siendo la unidad de Sistemas Personales la que más ha decrecido con un 10%.
Asimismo, en cuanto a las ganancias, a pesar de que las medidas de austeridad impuestas por Meg Whitman son calificadas de demasiado severas, los beneficios han sido de más de 11.000 millones de dólares, y el margen de beneficios sobre ingresos ha sido del 9,3%. No en vano, hay que añadir que este año 2012 HP no ha efectuado ninguna adquisición cuando antes hacía de tres a seis grandes operaciones por año.
El problema es que en medio de los esfuerzos sobrehumanos que la compañía está haciendo para convencer al mercado e inversores de que su rentabilidad llegará en breve, surge la debacle de Autonomy. HP ha denunciado que se produjo una depreciación de los activos sobre el valor de compra de Autonomy, debido a que hubo un fraude contable de esta última cuando HP la compró bajo el mandato de Leo Apotheker. Por esta falsificación de sus finanzas, HP ha tenido que desviar provisiones por valor de unos 8.800 millones de dólares.